ABC De la vida CristianaMuestra

El testimonio

Ser cristiano implica dar testimonio de Jesús con nuestra forma de vivir. Compartir nuestra experiencia de fe con otros es un deber de todo cristiano, no hay elegidos o personas “especiales” para esta tarea, todos somos convocados a dar testimonio de Jesús, con palabras y con hechos.

En 2 Corintios 5:17 nos dice que cuando aceptamos a Cristo por la fe en el corazón comienza una vida nueva. Nuestro modelo es Jesús y debemos vivir conforme a su voluntad. A esto llamamos “Testimonio”.

Leamos 2 Corintios 3:2-3:

2 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; 3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

¿Por qué somos como cartas de Cristo?

Nuestras vidas, marcadas por Dios a través de Jesucristo y transformadas por el Espíritu Santo, se presentan como mensajes abiertos. Esto nos lleva a dos propósitos: permitir que otros encuentren la vida divina y glorificar a Dios. Ser conscientes de esta responsabilidad implica tomar decisiones, hablar y comportarse de manera que mi vida refleje la luz divina.

Pensemos…

¿Qué observa la gente cuando me ve? ¿Soy de testimonio en mi trabajo, en mi casa, en mi barrio? ¿Dejé las cosas de la vieja vida, por ejemplo: vicios, malas palabras, mentiras, críticas, etc.?

En los cuatro Evangelios y en el libro de los Hechos se menciona el mandato de Jesús a la iglesia de predicar el Evangelio a toda criatura.

La iglesia tiene el mensaje que el mundo necesita. Es un mensaje de amor y esperanza, de salvación, de poder, somos la voz de Dios para transformar nuestra sociedad.

Nuestro mensaje ha de ser consistente con nuestro estilo de vida. Prediquemos y vivamos la Palabra para que la luz de Cristo impacte en el mundo entero.

¡No nos callemos!