Celebrando tu BautismoMuestra

En el libro de Mateo, Jesús nos dijo que si estamos a punto de pedirle perdón al Señor pero nos damos cuenta de que hemos hecho daño a otra persona y necesitamos enmendarlo, primero debemos pedirle perdón y luego regresar y pedírselo al Señor.

Parece extraño que Dios ponga más énfasis en perdonarnos unos a otros hasta que recordemos que Él es nuestro Padre Celestial. El principio tiene sentido al considerar a cada persona como un niño y a Dios como un Padre.

Si un padre terrenal escuchara de su hijo: “Papá, eres increíble, eres el mejor. Te amo mucho. Odio a mi hermano y nunca lo perdonaré por sus acciones, pero te amo”.

¿Cuál sería la respuesta del padre terrenal? Diría: “¿Qué le pasa a tu hermano? ¿Qué podemos hacer para arreglar esa relación?". Tus palabras halagadoras caerían en oídos sordos porque ningún padre quiere que su hijo sea odiado, ni desea que la falta de perdón permanezca dentro de la familia. Si se espera que los padres terrenales vivan así, ¿cuánto más actuará así nuestro Padre Celestial?

1ª Juan 2:9 dice: “Si alguien dice: “Vivo en la luz”, pero odia a otro creyente, esa persona todavía vive en tinieblas”.

¿Hay alguien hacia quien estás guardando falta de perdón?