¡Gracias Dios!Muestra

Da gracias por tu nueva naturaleza

Gracias al gran sacrificio de Cristo en nuestro favor, ya no somos las personas que éramos. Cuando aceptamos a Cristo, renació en nosotros la naturaleza de Dios.

En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, nos hizo a su imagen. Su intención era que su creación humana tuviera su naturaleza. El enemigo, al que Génesis 3 se refiere como la serpiente, entró en el Jardín del Edén y, con astucia, hizo que los primeros humanos, Adán y Eva, se alejaran de Dios. En el momento en que desobedecieron el mandato de Dios, se rompió la hermosa relación entre Dios y su creación humana. Al fracturarse esa relación, Adán y Eva dejaron de poseer la naturaleza de Dios. Se convirtieron en esclavos de Satanás y pasaron a participar de su carácter.

Cuando vino Cristo, como ofrenda de Dios por nuestro pecado, hizo todo lo necesario para restaurar a la humanidad. El propósito original de Dios era que fuéramos la expresión de su imagen, vida y naturaleza en este mundo físico. El sacrificio de Cristo transforma al creyente. Una y otra vez, Jesús toma una naturaleza crítica, vengativa, celosa, enfadada e insegura y la sustituye por una naturaleza de amor. Esto forma parte del milagro que tiene lugar cuando alguien nace de nuevo.

Se nos han dado promesas sumamente grandes y preciosas sobre todo lo que Cristo logró mediante su obra redentora en nuestro favor. Ahora participamos de la naturaleza divina de Dios. Somos liberados de nuestra vieja naturaleza pecaminosa. Aceptamos la nueva vida de Dios por la fe en la obra redentora de Jesucristo. Damos gracias a nuestro Redentor porque nuestra naturaleza ha renacido.

Pensamiento del día: Como dice 2 Corintios 5:17, soy una nueva creación en Cristo. Así pues, hoy doy gracias por la nueva vida que he recibido a través del generoso perdón y amor de Dios. Él me ha hecho nuevo y sigue transformándome a semejanza de su Hijo.