Una Visión Clara Para Tu MinisterioMuestra

«¿Por qué es importante la claridad de la visión?»

Dios, no es un Dios de confusión, sino que realmente es un Dios de claridad. Su Palabra no es tan complicada. Muchos de nosotros la hemos complicado en gran manera, sin sentido, hasta el punto de pasar días enteros discutiendo diferentes versículos, mas su Palabra es simple de entender, depende de la actitud del corazón. Muchas veces, en nuestras iglesias no hay esa claridad porque el liderazgo no se sienta a definir: ¿Cuál es la visión de la iglesia local? 

El liderazgo se mueve con lo que ellos definen como «el mover de Dios». Se escucha decir: «El Espíritu Santo nos guía», y es verdad que el Espíritu Santo nos guía, pero debemos terminar el versículo: «Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir», (Juan 6:13). ¿Cuál es la verdad? «¿Les anunciará las cosas por venir?» Se refiere a que compartirá con claridad la visión. 

Durante dieciocho años mi esposa y yo fuimos pastores de jóvenes, y sobrevivimos al pastorado en la misma iglesia todo ese tiempo, liderados por el mismo pastor; muchos sabemos que esto no es fácil, porque no todo el tiempo se puede estar de acuerdo con lo que sucede a nivel de liderazgo. Las personas somos muy diferentes referente a estilos de liderazgo. 

Incluso en el matrimonio, no todo el tiempo se está totalmente de acuerdo con el cónyuge. Hay ajustes que se tienen que hacer, para que el matrimonio salga victorioso; pero cuando entendemos la visión con claridad, eso lleva a la pareja a un punto común, donde definimos los objetivos de a dónde queremos llegar y qué queremos lograr en nuestra familia, comunidad y congregación. Entonces se dejará de lado la individualidad, entendiendo que Dios toma a la familia en el llamado. Dios no llama al esposo a hacer misiones en África y a la esposa a enseñar en un colegio en Estados Unidos. Dios es coherente. Hace el llamado al esposo y la esposa, quienes son una sola carne, a realizar los ministerios juntos en el mismo lugar, aunque tengan diferentes dones y asignaciones; pues estas se complementan dentro del cuerpo de Cristo.