HECHOS: El evangelio del Espíritu SantoMuestra

Equipados para la misión por el Espíritu Santo

En un mundo marcado por desafíos y oportunidades sin precedentes para la iglesia, la reflexión sobre los dones del Espíritu Santo se convierte en una urgente necesidad. El libro de Hechos nos abre una ventana a la dinámica vida de la iglesia primitiva, demostrando cómo el Espíritu Santo equipa a los creyentes con una diversidad de dones para avanzar en la misión de Dios.

Esta dotación divina no es opcional, sino esencial para el cumplimiento efectivo de nuestra llamada como seguidores de Cristo.

Los dones del Espíritu Santo, descritos a lo largo de Hechos, no son meramente adiciones a nuestra vida cristiana; son los medios a través de los cuales el Espíritu Santo nos transforma en agentes activos de la misión divina. Desde la profecía hasta la hospitalidad, cada don revela una faceta del corazón de Dios para su creación y un aspecto de su estrategia para la redención del mundo.

• Diversidad de dones para una misión común: La variedad de dones es una demostración del ingenio creativo de Dios, diseñando cada uno de nosotros con capacidades únicas para contribuir a la misión. La profecía, la enseñanza, la sabiduría, el conocimiento, y la exhortación son solo algunas de las maneras en las que podemos ser la voz y las manos de Dios en la tierra.
• La urgencia de la misión: Vivimos en tiempos que requieren de la iglesia una respuesta audaz y espiritualmente empoderada al llamado de Dios. La necesidad de evangelizar, enseñar, hacer discípulos y servir a los necesitados nunca ha sido mayor. Los dones del Espíritu Santo nos capacitan para responder a esta urgencia con poder y eficacia.
• La invitación a la participación: No hay seguidor de Cristo sin un don. Cada creyente ha sido equipado por el Espíritu Santo para participar activamente en la misión. Reconocer, aceptar y utilizar los dones que Dios nos ha dado es responder a su llamado a ser colaboradores en su obra redentora.

Mientras reflexionamos sobre el papel vital de los dones del Espíritu Santo en nuestra vida y ministerio, la invitación es a buscar una mayor comprensión y apertura a la guía del Espíritu. Que nos esforcemos por identificar y desarrollar los dones que nos han sido dados, no para nuestro propio beneficio, sino para la gloria de Dios y el avance de su reino.

Que nuestra oración sea por una renovada efusión del Espíritu Santo sobre nosotros y nuestras comunidades, despertando en nosotros una pasión por la misión y equipándonos para cada buena obra. Que, al igual que la iglesia primitiva, podamos ser testigos del poder transformador del evangelio, llevando la luz de Cristo a todos los rincones del mundo.

Que cada uno de nosotros, en la diversidad de nuestros dones, encuentre su lugar en la misión de Dios, contribuyendo al crecimiento del cuerpo de Cristo en amor, unidad y efectividad. Juntos, llenos y guiados por el Espíritu, avancemos en la tarea a la que hemos sido llamados, para la gloria de Dios y el bien de su creación.