Consejos Bíblicos Para MadrastrasMuestra

Que amen a sus hijos

En Tito 2:4-5 Pablo aconseja a Tito para que anime a las mujeres de la congregación que tienen más experiencia y tiempo en el Evangelio a exhortar y guías a las mujeres jóvenes a “que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”.

En tu rol como madrastra estarás rodeada por voces que contradicen esta palabra, que trataran de desanimarte, o contaminarte con ideas y preconcepciones sobre tu rol, trataran de meterte miedo, de sembrar rencillas, y obstaculizar tu llamado a amar.

Pero escucha entre todas esas voces que se levanten escucha la voz de Dios “que amen a sus hijos”, pues cuando amamos a nuestros hijastros estamos dando gloria a Dios, cuando participamos activamente en la crianza, educación, y abonamos en conjunto la tierra sobre la que estos niños crecerán estamos mostrando a Cristo.

Y quizá te estás preguntando,¿cómo hago para amar a mis hijastros? No hay una sola respuesta definitiva, pero aquí hay algunas verdades bíblicas en las que te puedes apoyar:

1. Recuerda tu propia adopción (1 Juan 4:10)

Nuestra propia salvación es un recordatorio de que es posible amar incluso antes de ser amados, uno de los mayores temores a los que nos enfrentamos como madrastras es a la idea de dar amor y no ser correspondidas, pero Jesús nos modela un amor y entrega radical: Él nos amó mucho antes de nosotros amarle, mucho antes de nosotros ser dignos, mucho antes de hacerlo el Señor de nuestras vidas.

Nuestro rol como madrastras también es una historia de adopción, donde acogemos las vidas de nuestros hijastros y podemos participar activamente de forma positiva en su andar diario (Gálatas 4:5-9).

2. Saca de tu mente las novelas y la ficción

Ni cenicienta, ni la novicia rebelde, ni ninguna de estas historias hollywoodenses retratan el peso y la importancia de tu rol. Que en la TV la relación entre hijastros y madrastras sea pésima no significa que es tu historia, en la historia de familias ensambladas no hay protagonistas, ni villanos, todos somos humanos imperfectos, redimidos por Cristo y formando una dinámica familiar en amor, respeto e identidad en Cristo (Efesios 4:31-32).

3. Ora por amor hacia tus hijastros, y por gracia delante de ellos.

Tus hijastros son tus prójimos, tú eres su prójimo, y Jesús fue bien claro en decir que debemos amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos. Por eso debemos orar sin cesar para que Dios nos capacite en crear vínculos de amor, estar para ellos como un estandarte que vele por ellos, es verdad: Ellos ya tienen una mamá, PERO nosotros podemos ser un hermoso complemento en el que podamos compartir la crianza y las cargas de la misma (Mateo 22:36-40).

Cuando ores, pídele al Espíritu Santo que te capacite en sabiduría para ejercer este llamado de la maternidad. Recuerda y ten esperanza: no estás haciendo esto sola, tienes de tu lado al más excelente consejero (Santiago 1:5).

Los consejos son interminables, ser madrastras es uno de los retos más grandes a los que podrás enfrentarte, necesitas prepararte con muchas habilidades físicas y psicológicas, aprender y desaprender, pero sobre todo debes recordarte el evangelio TODOS LOS DÍAS.

Solo por medio de la gracia que Dios nos ha concedido podemos dar gracia a otros, solo al recordar la entrega y la pasión de Jesús al entregarse por nosotros en la cruz, seremos capaces de comprender que nuestro rol es un medio de gracia por mostrar a nuestra familia el gran amor redentor de Jesús.

Para reflexionar responde las siguientes preguntas:

1. Después de leer este devocional, ¿qué has aprendido de tu rol como madrastra?

2. Escribe 5 retos a los que te estás enfrentado ahora mismo al ser madrastra y ora por ayuda de parte de Dios.

3. Comparte este devocional con otras madrastras que quizás lo necesiten.

Déjame orar por ti:

Gracias, Señor, por cada mujer que ha leído este devocional, hoy quiero encomendarte cada una de sus familias, sus matrimonios, sus hijastros, te pido, Señor, que las capacites en toda buena obra, y que puedan ver con tus ojos, puedan sentir como tú sientes, y sean impulsadas a hacer tu voluntad. Protégelas y brinda siempre esperanza a sus corazones. Amén.