Confiados en JesúsMuestra

Confiando en medio de la persecución

Determinar lo que significa confiar en Jesús independientemente de las circunstancias, se vuelve una tarea interesante cuando tenemos ejemplos claros a la luz de las Escrituras. Podemos tomar como ejemplo al rey David cuando estaba siendo perseguido por su propio hijo Absalón, cuando se sublevó contra él; supongo que pudo ser una de las experiencias más amargas por las que tuvo que pasar David.

David huyó hacia el desierto con su familia y algunos de sus hombres; el panorama que lo rodeaba no era para nada agradable, la atmósfera de esa difícil etapa estaba impregnada de dolor, sufrimiento, abandono y traición, no solo por causa de su hijo Absalón sino también por aquellos que se le unieron a su rebelión. Sin embargo, a pesar de la oscuridad que intentaba cubrir a David, el destello de esperanza al que se aferró en medio de la persecución fue su confianza en Dios. No importaba dónde y cómo se encontraba, tenía la plena certeza de saber a quién acudir, en quién refugiarse y en quién hallaba la protección y la salvación que necesitaba.

Una de las formas en que se testifica la confianza que tuvo David en nuestro Dios, es la genuinidad con la que se dirigía hacia Él; reconociendo la situación que enfrentaba, a sus enemigos y especialmente la necesidad de ser rescatado con los suyos por quien solo tenía el poder para salvarlos, el "Gran Yo Soy".

David estaba seguro de quiénes eran sus perseguidores y qué esperaban ellos de él, sabía que solo procuraban su destrucción y que su mayor anhelo era que Dios lo abandonara en sus manos. Así actúa el enemigo y quienes se alinean a sus propósitos de oscuridad; cuando somos perseguidos y las dificultades nos abruman creen que seremos abatidos y no ven la hora de deleitarse en nuestra derrota, cosa que jamás pasará porque como a David, las promesas de Dios nos cubren, sus promesas para los suyos son para siempre; su protección está para nosotros aun en medio de la persecución, la prueba y la aflicción; jamás hemos de ser destruidos porque su pacto de salvación es eterno, por amor de su Nombre seremos sustentados en todo tiempo.

David sabía que en Dios tenía esperanza, Él era su salvación. Así mismo tú y yo tenemos esperanza y salvación en el mismo Dios de David; en quien está nuestra seguridad y nuestra protección, a quien también reconocemos como nuestro Dios y Padre, gracias a Jesucristo.

No importa quiénes sean tus enemigos o cuántos sean, no importa cuáles sean las dificultades que enfrentas; ten la certeza de que estamos seguros en Jesús, en su Nombre está garantizada la protección que necesitamos por parte de nuestro Dios y Padre Eterno. Avanza sin importar el desierto que estás atravesando, confiando en medio de la persecución; tu victoria está garantizada en Cristo Jesús.

Dios se encargará de nuestros enemigos y perseguidores, Él abrirá camino en medio del desierto y proveerá según su benevolencia todo lo que podamos necesitar mientras avanzamos en su voluntad. Miremos a su Hijo Jesús a través de la Palabra, aferrémonos a sus promesas y prosigamos confiados en su Nombre; Él es nuestra salvación, Él es nuestra victoria.