El mal uso de las ofrendasMuestra
En el exacto momento en que el pueblo comenzó a obedecer a Dios preocupándose por el templo, Dios trajo la bendición: “… A partir de hoy voy a bendecirlos" (Hageo 2:19 TLA). Así como la desobediencia activa maldiciones, la obediencia las desactiva. No vale de nada traer al hombre ungido para ‘desatar’ un campo o consagrar un negocio cuando su dueño está en pecado. No sirve orar pidiendo protección para un viaje cuando quien lo hace está viviendo una doble vida. No aprovecha orar que Dios nos prospere cuando nos quedamos con algo que le pertenece. Dios no escuchará las oraciones en favor de la familia cuando los padres abren boquetes en el muro protector a través del pecado. El principio bíblico es muy claro: ¡la bendición sólo está garantizada cuando obedecemos a Dios! Esa es la razón por la que la primera ofrenda que debemos darle a Dios es nuestra propia vida. Consagrarle a Dios nuestra vida es el más excelso de todos los sacrificios, una ofrenda que Dios no desprecia: “… Les ruego que entreguen toda su vida como sacrificio vivo a Dios… Esa ofrenda que es su vida debe estar dedicada solamente a Dios para poder agradarle…”, Romanos 12:1 (PDT). Los cristianos macedonios fueron alabados por hacerlo: “… Lo primero que hicieron fue dedicarse por entero al Señor...”, 2ª Corintios 8:5 (NT-BAD). Cuando el creyente se consagra enteramente su vida exhala un aroma agradable que sube a la presencia misma del Señor. ¿Estás dispuesto a darle a Dios tu propia vida como ofrenda? ¿Estás disponible para ser un instrumento en las manos poderosas del Señor? Tu consagración te coloca en posición de recibir; tu vida como ofrenda será una bendición para ti mismo y para la humanidad.
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Escrituras
Acerca de este Plan
¿Entregas al Señor ofrenda o dinero? El dinero deja de ser simplemente un metal y se vuelve ofrenda cuando el que la entrega está bien con Dios.
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar