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El evangelio de la prosperidad o la prosperidad del evangelioMuestra

El evangelio de la prosperidad o la prosperidad del evangelio

DÍA 1 DE 4

“Amado, mi oración es que seas prosperado en todas las cosas… así como prospera tu alma” (3ª Juan 1:2, RVA).

El tema de la prosperidad ha sido motivo de grandes controversias. Sin embargo, las palabras "prosperar", "próspero" y "prosperidad" aparecen más de 45 veces en las Escrituras. Por ejemplo, el apóstol Juan oró a Dios para que Gayo fuera prosperado económicamente: “Pido a Dios que… seas prosperado en todas las cosas” (3ª Juan 1:2, DHH, RVA). “Todas las cosas” no excluye nada; por ende, incluye la economía. La voluntad de Dios es que prosperemos, pero no es Su voluntad que prosperemos más en las cosas materiales que en las espirituales (Mateo 6:33). ¡El evangelio que enfatiza la prosperidad mundana antes que la espiritual no es de Dios! La prosperidad es una bendición siempre que Dios siga siendo nuestro Dios y no tan solo nuestro proveedor. Para muchos creyentes la prosperidad es provisión pero no es bendición porque cuando estaban en necesidad, buscaban a Dios, oraban, ayunaban y servían. Pero, pronto prosperaron y Dios dejó de ser lo primero y más importante de sus vidas y agendas. Ya no sirven ni ayunan, no claman, ni son sensibles a lo que Dios les pide. Se cumple lo que Dios dijo: “Te hablé en tu prosperidad, mas tú dijiste: ¡No escucharé!” (Jeremías 22:21, VM). Entonces, ¡no busques la prosperidad a expensas de tu vida espiritual; busca primero Su presencia y luego Su favor!

Volvamos al pasaje central. Gayo ya era próspero económicamente por el hecho de que ayudaba al sostenimiento de obreros cristianos (3ª Juan 1:5). Entonces, ¿por qué razón Juan le pide a Dios por más recursos económicos? La respuesta es sencilla: ¡para que siguiera cumpliendo con la misión de apoyar la obra del Señor! “Amado, es magnífico el servicio que prestas a la obra de Dios al ayudar a los maestros y misioneros que pasan por tu casa… Debemos ayudarlos porque haciéndolo nos convertimos en colaboradores suyos… en la difusión de la verdad” (3ª Juan 1:5-8, NT-BAD, NT AF). ¿Lo ves? Juan pide prosperidad económica para fines espirituales. ¡La prosperidad económica siempre debe estar subordinada a la espiritual! ¡La generosidad es el propósito de la prosperidad! “Dios… les proporcionará… buenas cosechas para que cada vez puedan dar mayores ofrendas. Sí, Dios les dará en abundancia para que puedan dar en abundancia…” (2ª Corintios 9:10-11, NT-BAD; 1ª Timoteo 6:17-18). Pablo enseñó el mismo principio cuando le pidió a Tito y a la iglesia que pastoreaba que suplieran las necesidades urgentes de los mensajeros y evangelistas itinerantes: “Preocúpate de que a Zenón… y a Apolo nada les falte para su viaje. Que nuestros hermanos aprendan a ser los primeros en la práctica del bien, ayudando en las necesidades más apremiantes…” (Tito 3:13-14, BLPH). El cristiano generoso, lleno de fe y amor busca maneras de colaborar para glorificar a Dios.

Día 2