I.A.: Identidad ArtificialMuestra

Escrito por Graham, 19 años, de Monroe, Georgia, EE. UU.

Como cristianos hemos recibido la bendición de poder vivir cada día en armonía con nuestro Salvador. Dios envió a Jesús a este mundo para que fuera un sacrificio vivo por nosotros, mostrando Su verdadero amor por toda la humanidad. Jesús murió por nuestros pecados hoy, mañana y siempre. En la carta de Pablo a los romanos, encontramos una bella imagen de la importancia del sacrificio de Jesús. Nos recuerda que, por Cristo, ya no somos esclavos del pecado. Por el contrario, estamos vivos en Cristo. Debería llenarnos de alegría saber que nuestros pecados, fracasos, heridas y malas acciones del pasado pueden ser depositados a los pies de la cruz y perdonados por el Salvador del mundo. ¡Mediante la sangre de Cristo, podemos ser perdonados y salvados! Nosotros, como el cuerpo de Cristo, debemos poner en práctica esta verdad y compartirla con el mundo.

En lugar de ocultar nuestra fe y nuestro testimonio, debemos compartir la buena noticia de Jesús y Su sacrificio con cualquier persona en nuestra vida, ya sean amigos, profesores o familiares. Ya no somos esclavos de este mundo, sino que, por medio de Jesús, somos libres de la muerte que proviene del pecado.