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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkEZK">
 <div class="chapter ch1" data-usfm="EZK.1">
 <div class="label">1</div><div class="s">La visi&#243;n de la gloria divina</div><div class="p"> 1Aconteci&#243; en el a&#241;o treinta, en el mes cuarto, a los cinco d&#237;as del mes, que estando yo en medio de los cautivos junto al r&#237;o Quebar, los cielos se abrieron,#Ap. 19.11. y vi visiones de Dios. 2En el quinto a&#241;o de la deportaci&#243;n del rey Joaqu&#237;n,#2 R. 24.10-16; 2 Cr. 36.9-10. a los cinco d&#237;as del mes, 3vino palabra de Jehov&#225; al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al r&#237;o Quebar; vino all&#237; sobre &#233;l la mano de Jehov&#225;.</div><div class="p"> 4Y mir&#233;, y he aqu&#237; ven&#237;a del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de &#233;l un resplandor, y en medio del fuego algo que parec&#237;a como bronce refulgente, 5y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes.#Ap. 4.6. Y esta era su apariencia: hab&#237;a en ellos semejanza de hombre. 6Cada uno ten&#237;a cuatro caras y cuatro alas. 7Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bru&#241;ido. 8Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, ten&#237;an manos de hombre; y sus caras y sus alas por los cuatro lados. 9Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volv&#237;an cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante. 10Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de le&#243;n al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo hab&#237;a en los cuatro cara de &#225;guila.#Ez. 10.14; Ap. 4.7. 11As&#237; eran sus caras. Y ten&#237;an sus alas extendidas por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubr&#237;an sus cuerpos. 12Y cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el esp&#237;ritu les mov&#237;a que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volv&#237;an. 13Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visi&#243;n de hachones encendidos#Ap. 4.5. que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandec&#237;a, y del fuego sal&#237;an rel&#225;mpagos. 14Y los seres vivientes corr&#237;an y volv&#237;an a semejanza de rel&#225;mpagos.</div><div class="p"> 15Mientras yo miraba los seres vivientes, he aqu&#237; una rueda sobre la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados. 16El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del cris&#243;lito. Y las cuatro ten&#237;an una misma semejanza; su apariencia y su obra eran como rueda en medio de rueda. 17Cuando andaban, se mov&#237;an hacia sus cuatro costados; no se volv&#237;an cuando andaban. 18Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor#Ap. 4.8. en las cuatro. 19Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban. 20Hacia donde el esp&#237;ritu les mov&#237;a que anduviesen, andaban; hacia donde les mov&#237;a el esp&#237;ritu que anduviesen, las ruedas tambi&#233;n se levantaban tras ellos; porque el esp&#237;ritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.#Ez. 10.9-13. 21Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando ellos se paraban, se paraban ellas; asimismo cuando se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban tras ellos; porque el esp&#237;ritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.</div><div class="p"> 22Y sobre las cabezas de los seres vivientes aparec&#237;a una expansi&#243;n a manera de cristal#Ap. 4.6. maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas. 23Y debajo de la expansi&#243;n las alas de ellos estaban derechas, extendi&#233;ndose la una hacia la otra; y cada uno ten&#237;a dos alas que cubr&#237;an su cuerpo. 24Y o&#237; el sonido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas aguas,#Ap. 1.14-15; 19.6. como la voz del Omnipotente, como ruido de muchedumbre, como el ruido de un ej&#233;rcito. Cuando se paraban, bajaban sus alas. 25Y cuando se paraban y bajaban sus alas, se o&#237;a una voz de arriba de la expansi&#243;n que hab&#237;a sobre sus cabezas.</div><div class="p"> 26Y sobre la expansi&#243;n que hab&#237;a sobre sus cabezas se ve&#237;a la figura de un trono que parec&#237;a de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono hab&#237;a una semejanza que parec&#237;a de hombre sentado sobre &#233;l.#Ez. 10.1; Ap. 4.2-3. 27Y vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parec&#237;a como fuego, y que ten&#237;a resplandor alrededor.#Ez. 8.2. 28Como parece el arco iris que est&#225; en las nubes el d&#237;a que llueve, as&#237; era el parecer del resplandor alrededor.</div><div class="p">Esta fue la visi&#243;n de la semejanza de la gloria de Jehov&#225;. Y cuando yo la vi, me postr&#233; sobre mi rostro, y o&#237; la voz de uno que hablaba.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkEZK">
 <div class="chapter ch2" data-usfm="EZK.2">
 <div class="label">2</div><div class="s">Llamamiento de Ezequiel</div><div class="p"> 1Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablar&#233; contigo. 2Y luego que me habl&#243;, entr&#243; el Esp&#237;ritu en m&#237; y me afirm&#243; sobre mis pies, y o&#237; al que me hablaba. 3Y me dijo: Hijo de hombre, yo te env&#237;o a los hijos de Israel, a gentes rebeldes que se rebelaron contra m&#237;; ellos y sus padres se han rebelado contra m&#237; hasta este mismo d&#237;a. 4Yo, pues, te env&#237;o a hijos de duro rostro y de empedernido coraz&#243;n; y les dir&#225;s: As&#237; ha dicho Jehov&#225; el Se&#241;or. 5Acaso ellos escuchen; pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocer&#225;n que hubo profeta entre ellos. 6Y t&#250;, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde. 7Les hablar&#225;s, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes. 8Mas t&#250;, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy.</div><div class="p"> 9Y mir&#233;, y he aqu&#237; una mano extendida hacia m&#237;, y en ella hab&#237;a un rollo de libro. 10Y lo extendi&#243; delante de m&#237;, y estaba escrito por delante y por detr&#225;s;#Ap. 5.1. y hab&#237;a escritas en &#233;l endechas y lamentaciones y ayes.</div>
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 <div class="chapter ch3" data-usfm="EZK.3">
 <div class="label">3</div><div class="p"> 1Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. 2Y abr&#237; mi boca, y me hizo comer aquel rollo. 3Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entra&#241;as de este rollo que yo te doy. Y lo com&#237;, y fue en mi boca dulce como miel.#Ap. 10.9-10.</div><div class="p"> 4Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras. 5Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua dif&#237;cil, sino a la casa de Israel. 6No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua dif&#237;cil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran. 7Mas la casa de Israel no te querr&#225; o&#237;r, porque no me quiere o&#237;r a m&#237;; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de coraz&#243;n. 8He aqu&#237; yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes. 9Como diamante, m&#225;s fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde. 10Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu coraz&#243;n todas mis palabras que yo te hablar&#233;, y oye con tus o&#237;dos. 11Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y h&#225;blales y diles: As&#237; ha dicho Jehov&#225; el Se&#241;or; escuchen, o dejen de escuchar.</div><div class="p"> 12Y me levant&#243; el Esp&#237;ritu, y o&#237; detr&#225;s de m&#237; una voz de gran estruendo, que dec&#237;a: Bendita sea la gloria de Jehov&#225; desde su lugar. 13O&#237; tambi&#233;n el sonido de las alas de los seres vivientes que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos, y sonido de gran estruendo. 14Me levant&#243;, pues, el Esp&#237;ritu, y me tom&#243;; y fui en amargura, en la indignaci&#243;n de mi esp&#237;ritu, pero la mano de Jehov&#225; era fuerte sobre m&#237;. 15Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al r&#237;o Quebar, y me sent&#233; donde ellos estaban sentados, y all&#237; permanec&#237; siete d&#237;as at&#243;nito entre ellos.</div><div class="s">El atalaya de Israel</div><div class="r">(Ez. 33.1-9)</div><div class="p"> 16Y aconteci&#243; que al cabo de los siete d&#237;as vino a m&#237; palabra de Jehov&#225;, diciendo: 17Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oir&#225;s, pues, t&#250; la palabra de mi boca, y los amonestar&#225;s de mi parte. 18Cuando yo dijere al imp&#237;o: De cierto morir&#225;s; y t&#250; no le amonestares ni le hablares, para que el imp&#237;o sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el imp&#237;o morir&#225; por su maldad, pero su sangre demandar&#233; de tu mano. 19Pero si t&#250; amonestares al imp&#237;o, y &#233;l no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, &#233;l morir&#225; por su maldad, pero t&#250; habr&#225;s librado tu alma. 20Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de &#233;l, &#233;l morir&#225;, porque t&#250; no le amonestaste; en su pecado morir&#225;, y sus justicias que hab&#237;a hecho no vendr&#225;n en memoria; pero su sangre demandar&#233; de tu mano. 21Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivir&#225;, porque fue amonestado; y t&#250; habr&#225;s librado tu alma.</div><div class="s">El profeta mudo</div><div class="p"> 22Vino all&#237; la mano de Jehov&#225; sobre m&#237;, y me dijo: Lev&#225;ntate, y sal al campo, y all&#237; hablar&#233; contigo. 23Y me levant&#233; y sal&#237; al campo; y he aqu&#237; que all&#237; estaba la gloria de Jehov&#225;, como la gloria que hab&#237;a visto junto al r&#237;o Quebar; y me postr&#233; sobre mi rostro. 24Entonces entr&#243; el Esp&#237;ritu en m&#237; y me afirm&#243; sobre mis pies, y me habl&#243;, y me dijo: Entra, y enci&#233;rrate dentro de tu casa. 25Y t&#250;, oh hijo de hombre, he aqu&#237; que pondr&#225;n sobre ti cuerdas, y con ellas te ligar&#225;n, y no saldr&#225;s entre ellos. 26Y har&#233; que se pegue tu lengua a tu paladar, y estar&#225;s mudo, y no ser&#225;s a ellos var&#243;n que reprende; porque son casa rebelde. 27Mas cuando yo te hubiere hablado, abrir&#233; tu boca, y les dir&#225;s: As&#237; ha dicho Jehov&#225; el Se&#241;or: El que oye, oiga; y el que no quiera o&#237;r, no oiga; porque casa rebelde son.</div>
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