Lectura Con El Pueblo De Dios - 4Muestra

Empoderados para servir

"... me hace estar totalmente dispuesto y listo de ahora en adelante para vivir para él".

Vivir para Cristo también significa servir a los demás en su nombre. Jesús dio el máximo ejemplo de servidumbre y nos llama a seguir sus pasos. "Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos" (Marcos 10:45).

Nuestra voluntad de servir proviene de un corazón transformado por el amor de Cristo. El Espíritu Santo nos capacita para servir desinteresadamente, para poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras y para compartir el amor de Jesús a través de nuestras acciones. Este servicio es una expresión tangible de nuestra fe y un poderoso testimonio para el mundo.

Reflexiona sobre cómo puedes servir a los demás en tu vida diaria. ¿Qué oportunidades tienes de mostrar el amor de Cristo a través de tus acciones? Pídele a Dios que te abra los ojos a las necesidades que te rodean y que te dé la voluntad y la disposición para servir.

En oración, pídele al Espíritu Santo que te dé el poder de servir a los demás de todo corazón. Busca Su guía para identificar formas específicas en las que puedes ser una bendición para quienes te rodean. Comprométete a vivir tu fe a través de actos de servicio, confiando en que Dios te usará para marcar la diferencia en la vida de los demás.

La oración de iluminación de hoy:

Señor Jesús, gracias por llamarme a vivir para Ti. Ayúdame a estar listo y dispuesto a seguirte en cada área de mi vida. Dame el coraje para servirte fielmente y ser una luz para los demás. Fortalece mi compromiso con Tu voluntad. En Tu nombre,Amén.

Reto de memorización del mes:

Catecismo de Heidelberg Preguntas y respuestas 1

Pregunta 1 ¿Cuál es tu único consuelo en la vida y en la muerte?

R1. Que no soy mío, sino que pertenezco, en cuerpo y alma, en la vida y en la muerte, a mi fiel Salvador, Jesucristo.

Él ha pagado completamente por todos mis pecados con su preciosa sangre, y me ha liberado de la tiranía del diablo. Él también vela por mí de tal manera que ni un cabello puede caer de mi cabeza sin la voluntad de mi Padre que está en los cielos; De hecho, todas las cosas deben cooperar para Mi salvación.

Porque le pertenezco, Cristo, por su Espíritu Santo, me asegura la vida eterna y me hace estar totalmente dispuesto y listo desde ahora para vivir para él.