En busca de justiciaMuestra

Balanza

Es probable que muchos padres hayan escuchado a sus hijos acusar gritando: «¡Eso no es justo!». Si bien las respuestas pueden variar, muchos padres podrán haber dicho algo como: «Sí, la vida no es justa».

La Biblia no habla mucho acerca de la equidad. Para muchos de nosotros, como los niños, ser justo a menudo significa que «obtengo lo que quiero». Esta visión inmadura y egoísta es natural y está envuelta en prejuicios.

Es algo extremadamente bueno que Dios no sea equitativo y que no nos salgamos con la nuestra. La vida es injusta porque Jesús, que no tenía pecado, pagó todos nuestros pecados por nosotros. Deberíamos ser condenados, pero por la gracia de Dios, somos perdonados. Eso no es justo.

Sin embargo, en lugar de equidad, la Biblia habla mucho de justicia. Dios es el árbitro de la justicia. Es el Legislador, el Abogado, el Juez y el Jurado. Para cumplir plenamente con la justicia, Él pagó el precio por nuestros pecados. Él nos dio el perdón gratuitamente mientras Él mismo pagaba el precio.

Es por lo que la gracia puede ser una fuente de frustración a veces, porque nos gusta la ilusión de que tenemos el control. Por defecto pensamos que debemos ganar lo que recibimos. Pero cuando se trata de justicia ante los ojos de Dios, nunca podemos estar a la altura. Cuando somos puestos en la balanza, siempre se nos encuentra faltos de peso.

Pero, ¡gracias a Dios!, Jesús se sube a la balanza junto con nosotros. En Él, todos los requisitos se cumplen. Somos aceptados totalmente y no podemos añadir nada más. En Jesús, tenemos la justicia de Dios.