Amabilidad, un fruto del espírituMuestra

Amabilidad vs Comparaciones

Historia Bíblica: El rey Saúl y David 1 Samuel 18:5-16

Versículo Temático: Gálatas 6:4

Esta semana estaremos estudiando el Fruto del espíritu "amabilidad" y veremos cómo las comparaciones pueden interferir de gran manera con la amabilidad. Las comparaciones pueden ser dolorosas para todas las personas involucradas. Es aquí donde vemos que otra persona tiene dones, habilidades, tiempo o dinero y lo comparamos con otros o con nosotros mismos.

En la historia bíblica de esta semana, veremos al Rey Saúl ponerse celoso de David, y volverse muy iracundo. Sin embargo, la parte interesante es que sus celos comienzan cuando la gente comienza a comparar a los dos hombres. Antes de que la gente comience a comparar, ¡el Rey Saúl no le tenía nada de rabia a David! De hecho, el Rey Saúl estaba contento de que David tocará el harpa para él. También estaba agradecido que David hubiese matado a Goliat. Todo estaba bien hasta que las mujeres salieron cantando canciones de comparación. El ejército de hombres estaba camino a casa de su batalla contra Goliat, cuando las mujeres salieron cantando y bailando: "Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles".

No podemos culpar a las mujeres del odio que se desarrolló en el corazón de Saúl. El Rey Saúl es responsable de sus propias acciones. Sin embargo, es interesante notar que todo comenzó cuando las mujeres comenzaron a comparar a los dos hombres de forma pública, y a poner a David por encima del rey. En ese momento, David no había matado más gente que el rey, ¡David solo había matado a Goliat!

Es muy fácil para nosotros compararnos entre nosotros mismos, sin embargo, esto no es bueno. No es amable compararnos con otros, y Dios nos pide que no lo hagamos. Dios quiere que nos veamos solo a nosotros mismos, y nos juzguemos en comparación con lo que Dios pide de nosotros. Una manera en la que comúnmente nos comparamos a otros es en las redes sociales, como Facebook. Subimos fotografías y comparamos nuestras vidas con las de otros. Aún peor es cuando creamos comparaciones públicas entre otras personas, como las mujeres en nuestra historia bíblica de hoy. Miramos a distintos ministerios, los comparamos, y podemos crear ira o frustración entre ellos.

O alguien testifica algo súper bueno, y tenemos que superarlos contando un testimonio mejor. ¿Alguna vez has visto que una persona hace una gran fiesta, y luego otra tiene que tener una fiesta aún mejor?

No seamos antipáticos con las comparaciones, ¡pero permitir las diferencias y similitudes sin ponernos celosos!

Preguntas:

1. ¿Con quién te comparas normalmente? ¿Cómo te hace sentir?

2. ¿Cómo ves las comparaciones en Facebook u otras redes sociales en tus amigos?

3. ¿La gente en tu comunidad intenta tener fiestas más grandes y mejores? ¿De qué manera? ¿Qué tan común es que tu comunidad compare fiestas?

Aplicación de vida:

Regálate 20 pelotas pequeñas al principio de la semana (de lo que sea). Cada vez que te descubras comparándote con otros, retira una de las pelotas. Esto incluye Facebook u otras aplicaciones en línea donde nos comparamos con otros con frecuencia. Si es necesario, retírate de Facebook esta semana.