Enfrentando Las Transiciones De La VidaMuestra

El cambio es inevitable, pero la manera en que respondemos moldea nuestro carácter. El aspecto de la vida más constante es que nada permanece igual. Si lo duda, basta con que se mire en el espejo. ¿Se ve usted igual a como era hace diez, veinte o treinta años? Son muchas las cosas que cambian en la vida —sentimientos, emociones, responsabilidades, trabajos, finanzas, salud, etc

Pero, en medio de todas las sorpresas y transiciones de la vida, Dios sigue siendo nuestra única y más confiable fuente de estabilidad, porque Él nunca cambia (Malaquías 3:6).

Su conocimiento es perfecto y no necesita aprender nada; pues no hay nada nuevo para Él, porque Él "Es". No requiere sueño ni alimento, ya que sus fuerzas no disminuyen. Y aunque es el Anciano de Días, no envejece.

En nuestro caso, el tiempo y el envejecimiento son inseparables, y a lo largo del camino debemos adaptarnos a nuevas situaciones y planes modificados. Pero lo más importante no es lo que sucede, sino cómo respondemos a esos cambios. Se trata de un desarrollo del carácter, ya que constantemente estamos en el proceso de convertirnos en la persona que seremos en nuestra vejez. Si no cultivamos una relación con el Señor en el presente, no podremos desarrollar la estabilidad espiritual que necesitaremos en el futuro.

En el Salmo 71 el Salmista entendiendo su condición, ya entrado en años, y enfrentando una dura crisis de rebelión por parte de su hijo Absalón quien intentaba derrocarlo, con el corazón en la mano, le suplica al Señor:

"Tú, Soberano Señor, has sido mi esperanza; en ti he confiado desde mi juventud. Desde el vientre de mi madre dependo de ti; desde el seno materno me has sostenido. ¡Por siempre te alabaré! Para muchos, soy motivo de asombro, pero tú eres mi refugio inconmovible. Mi boca rebosa de tu alabanza y todo el día proclama tu grandeza...No me rechaces cuando llegue a viejo; no me abandones cuando me falten las fuerzas" (Vrs. 5-10)

¿Qué tal tú? ¿Crees que puedes hacer tuyo este Salmo y antes de abrir tu Biblia, puedas pedir al Espíritu Santo que te revele qué parte de Su palabra puedes hacerla tuyo para orar y pedir a Dios?

Recuerde, dar gracias al Señor al final de tu tiempo de comunión con Él.

"De ti será siempre mi alabanza le dijo finalmente el salmista a Dios"... Lo que nos permite deducir que donde la bondad ha sido recibida sin cesar, debe ofrecerse alabanza siempre sin cesar a nuestro buen Dios.

¡Medita en esto!

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