Compasión Divina Versus Condena HumanaMuestra
Quisiera que por un momento nos pongamos en la camilla del paralítico: estamos sin movernos escuchando y viendo gente que nos mira con lastima o enojo cuando el techo se va desarmando. Además de enfermo, yo me sentiría acusado y con culpa.
Se dice, con razón que el dolor es un gran maestro, pero también podemos decir que es un gran carcelero cuando el peso del dolor o la culpa nos hace ciegos a las oportunidades que nos da la compasión divina.
Cuando el paralitico estaba bajando del techo, Jesús lo mira y le dice: "Amigo, tus pecados te son perdonados". Mientras que los maestros de la ley se atoran con sus propios pensamientos:¿Cómo podría haber perdón sin un castigo previo?, ¿cómo podría haber redención sin un sacrificio?, ¿Jesús acaso era Dios para perdonar sin pedir algo a cambio?, todo esto les sabia a blasfemia. El dolor ajeno no importaba y menos indagar por lo que estaba pasando ese hombre. Así trabaja nuestra mente cuando somos rehenes de la condena humana.
Así como el paralítico, todos tenemos ciertas áreas en nuestra vida donde vivimos discapacidades que nos hacen más proclives a ser llevados por otros, quienes nos aman nos llevan a Jesús, pero también otros se pueden aprovechar. Por ejemplo si sufrimos de auto rechazo nos sentiremos más proclives de agradar a otros para obtener su atención, o si tenemos mentalidad de victima nos sentiremos más inclinados a echar la culpa en lugar de tomar riendas de nuestra vida. Todo esto solo reproduce otras dimensiones de dolor. Cuando recuerdo mis propias discapacidades emocionales que me indujeron a vivir acciones donde me costaba renunciar a lo que me hacia daño, o me sentía condenado a repetir patrones, puedo entender que fue lo que me sacó de ese oscuro futuro sin esperanza. Ciertamente no fue la disciplina de corregir los síntomas para luego tener que luchar con otros que afloren de mi corazón herido. Fue el sanar desde adentro, el aceptar mis flaquezas y abrazar el corazón de alguien mayor que yo para salir adelante, alguien que me dice: "Amigo, tus pecados te son perdonados".
¿Qué haces o qué te haces cuando estás luchando con un pecado que te paraliza? ¿Cómo miras al que cayó? ¿Lo miras desde su pasado y exiges un castigo sin entender su dolor o sin preguntarte si quizás ya vivió su propia redención? ¿Te castigas a ti mismo pensando que si vas a Jesús te tratara peor? Si Jesús entendió las luchas del corazón del paralítico para luego liberarlo de esa vida, bien puede entender mejor de lo que te imaginas la raíz de lo que está limitando tu vida.
Oremos: Dios, enséñame a buscarte cuando más te necesito, a verme como tú me miras cuando corro a tus pies.
Escrituras
Acerca de este Plan
Tres historias que se repiten en tres Evangelios , dos miradas e interpretaciones diferentes con resultados totalmente opuestos. Aprendamos de la mirada de Jesús para no caer en las garras de la amargura.
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Nos gustaría agradecer a Australis por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/habilidadesgenuinas/