Correr sin perder de vista la metaMuestra

Correr con sentido

Los juegos ístmicos se celebraban cada dos años muy cerca de la ciudad de Corinto. Después de los Juegos Olímpicos, eran las competencias deportivas más famosas del siglo I. Pablo estuvo en Corinto justo cuando se celebraron y aprovechó el gusto de los corintios por las competencias para enseñarles dos cosas muy importantes.

Primeramente, todos los creyentes están en una carrera espiritual. Al contrario de las competencias donde sólo ganaba uno, todos los cristianos pueden ganar al llegar a la meta. No se trata de vencer a otros sino de que cada uno se mantenga enfocado en la meta final; evitando las distracciones y todo aquello que pueda ser un obstáculo para llegar.

Pablo resalta la disciplina y enfoque que tenían los corredores, él conocía el entrenamiento que realizaban los atletas y sabía de todo lo que se abstenían con tal de llegar en la mejor forma posible a la competencia. Así que ése esfuerzo y sacrificio nos sirve de ejemplo a los cristianos porque al llegar a la meta no recibiremos una corona de laurel que se marchitaba, como los competidores de los juegos, sino una corona eterna que nunca perderá su brillo ni se echará a perder.

Oración

Padre, ayúdanos a no abandonar nuestro peregrinaje en la fe y la obediencia al Evangelio. Que podamos siempre continuar hacia adelante para llegar a encontrarnos contigo y obtener la corona de la vida eterna.