¡Corramos Juntos!Ejemplo

Actitudes viajan a la velocidad de la luz

Es muy difícil que tengas buenos recuerdos de las clases de física en la escuela. Si tienes, eres un milagro o amigo de Albert Einstein. En serio, aprendí muy poco y fue mi culpa, no del profesor.

Ahora, una cosa me acuerdo: la velocidad de la luz es más rápida que la velocidad del sonido.

La velocidad del sonido es 1.216 km/h, por otro lado la de la luz es aprox. 1.080.000.000 km/h.

En el texto que leemos, Jesús habla acerca de nuestra identidad como discípulos. Yo creo de todo corazón que Jesús en toda su sabiduría (si quieres lee Proverbios 8), estaba diciendo:

1. No tenemos cómo esconder quiénes somos.

¡Somos la luz del mundo!

Es imposible esconder la luz, donde llega la luz el ambiente cambia.

Debemos tener claro que el ambiente cambia no porque eres una buena persona, el ambiente cambia porque la luz de Jesús está en ti.

2. Nuestras actitudes hablan más que nuestras palabras.

Como sus discípulos tenemos que entender que nuestras actitudes van a llegar antes que nuestras palabras. Así como la velocidad de la luz es más rápida que la velocidad del sonido.

Quizás no tendremos tiempo para decir muchas cosas acerca de nuestra vida, tampoco la oportunidad de hablar quién es Jesús o de que se trata el Evangelio. Pero siempre tenemos la oportunidad de hacer buenas obras que son vistas por otros.

¿En mi día a día los demás pueden ver esa luz en mí?

Nuestra oración hoy es: Señor Jesús que tu luz pueda brillar tanto en mi vida que dónde llegue, el ambiente cambie, también te pido que mis acciones ayuden a las personas a ver tu bondad, amor y misericordia.