El Pastor De La Número 100Muestra
La primer oveja de las 100: La despreciada
Desde que tengo uso de razón, podía sentir ese amargo sentimiento de rechazo e incomodidad. Algo solía decirme: “no perteneces”, “no te quieren aquí”, y yo luchaba a mis ocho añitos con esa extraña, pero ya casi apropiada, sensación de estar de más en cualquier círculo social y/o familiar. “No encajas”, me decía a mí misma. Sin embargo, no me sentía así con Dios. Desde niña, Él se había vuelto mi mejor amigo y con Él todo se disipaba.
Hoy quiero contarte la historia de Séfora, la mujer de Moisés. Una mujer que creía en Dios y era fiel a Él, pero María y Aarón no le daban su aprobación. Los hermanos de Moisés rechazaban a Séfora solo por su tez morena. Sí, como leíste. Resulta que Aarón y María eran racistas por aquellos tiempos. Según dice una parte de la Biblia, Séfora era madianita, pero en otra parte se nombra que era cusita. Por lo tanto, algunas teorías teológicas dicen que los cusitas, en ese momento de la historia, ocupaban Madián, por lo que más tarde ocuparían Etiopía, al sur de Egipto. Para terminar de explicarte, los cusitas solían tener piel morena.
Séfora no fue una mujer muy renombrada en la Biblia, pero en el momento en que murmuraron contra ella, Dios les hizo entender a los hermanos de Moisés que tanto ella como Moisés eran una sola carne. Fue así entonces que la disciplina de Jehová vino sobre ellos y Dios envió a María fuera de la congregación por siete días.
Debo decirte que lo que más emociona de este relato es oír a Moisés suplicándole a Dios que sanara a María de la lepra, aun sabiendo lo que habían hablado. Pero lo que aún más me impacta es que si Moisés sabía evidentemente Séfora, al ser su esposa también. Aun asi, ella jamás aparece en este capítulo tomando venganza ni entrometiéndose. Séfora sabía quién era en Dios, como también sabía quién era su Dios. Me imagino que no habrá sido fácil para ella convivir con israelitas que la miraran con desprecio, pero su enfoque y mirada estaban en algo más grande. Su mirada estaba en alguien que también la miraba con complacencia: ese era su Padre celestial. Séfora no es una oveja número cien por haberse apartado de Dios, la escogí porque muchos de nosotros hemos sufrido el desprecio. Sabemos lo que se siente.
Tal vez estés en un ámbito o círculo donde te miren como a Séfora e incluso murmuren contra tu vida, y no te quede alternativa que permanecer, porque sabes que es Dios tratando con tu corazón. Hermana querida, confío en que Papá te dará las fuerzas para soportar lo que debas soportar.
¡Dios te bendiga!
Oremos:
Dios, Señor amado. Gracias te doy por defender mi causa. Sé que todo en lo que obras ayuda para bien. Enséñame a ver lo que quieres que vea en el momento que me desprecien y rechacen. Quiero ser más como Jesus en la tierra y reflejarte con total transparencia en mi vida. Te deseo hoy más que nunca. Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
Como sus ovejas, sabemos que Jesús tiene una profunda comprensión y amor por los perdidos, especialmente por los hijos pródigos y los marginados/excluidos. La Palabra dice que Él dejará a las noventa y nueve e irá a buscar a la perdida, a la número cien. En este devocional, te contaré sobre tres personajes que cargaron con el peso de una etiqueta, y cómo Dios redimió todo con el simple hecho de salir a defenderlos, buscarlos y/o devolverlos al rebaño.
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Nos gustaría agradecer a Ayelén Fernández por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://soymujeryautista.cms.webnode.page/