Lectura Con El Pueblo De DiosMuestra

Reto de memorización del mes:

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la virgen María. Padeció bajo Poncio Pilato, fue crucificado, murió y fue sepultado; Descendió a los infiernos. Al tercer día resucitó de entre los muertos. Ascendió al cielo y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso. Desde allí vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, en la santa iglesia cristiana, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de la carne y en la vida eterna. Amén.

Lectura con el Pueblo de Dios:

Romanos 9 comienza con la intensa pasión de Pablo por su pueblo, Israel, para creer y aceptar el evangelio de Cristo. Él entiende la ira de Dios que caerá sobre todos y cada uno de los corazones que no se arrepienten. Pablo, en un llamamiento a su pueblo, expone su historia providencial. Les recuerda que la ley, los convenios y las promesas de Dios llegaron a través de Israel. A través de Israel, Dios reveló su carácter y naturaleza divinos. Dios puso los cimientos de nuestra fe en y a lo largo de la historia de Israel.

Todas estas riquezas y promesas fueron dadas a Israel. El más grande de ellos es Cristo, quien cumple la promesa de Dios. Cristo vino a través del linaje de Israel, y Pablo proclama audazmente que Cristo es Dios sobre todas las cosas. Luchó con ellos para entender el plan perfecto de redención de Dios. Quería que supieran que el poder, la posición y la primogenitura estaban todos bajo la custodia de Dios, no donde debían depositar su confianza o esperanza. Explica que no todos los que descienden de Israel son Israel. Pablo está haciendo la distinción de la fe.

Hay un resto que tendrá una fe arrepentida y recibirá la promesa. Esta promesa se remonta a Abraham en Génesis 15:6: "Abram creyó en Jehová, y le atribuyó como justicia". Los nacidos naturales no son los hijos o herederos de la promesa, sino los nacidos de la fe. Cristo es la promesa cumplida para todos los que ponen su confianza, esperanza y creencia en Él. No recibimos la promesa de Cristo a través de ningún otro medio que no sea la fe arrepentida. A la luz de todo esto, la angustia de Pablo es causada por muchas personas que no creen.

Otro ejemplo de contención por el pueblo de uno es Moisés. En Deuteronomio 9:18-19, Moisés oró y ayunó durante 40 días, postrado ante el Señor por su pueblo a causa de su pecado e incredulidad. Temía la ira de Dios. Es posible que Pablo haya seguido el ejemplo de Moisés.

Dos cosas que se pueden extraer de estos pasajes. En primer lugar, esto es relevante para nosotros hoy. En Romanos 9:24-25, a nosotros, a quienes también llamó, no solo de los judíos, sino también de los gentiles. Como dice en Oseas: “Al que no es mi pueblo lo llamaré ‘pueblo mío’, y al que no es mi amado lo llamaré ‘mi amada’”. La promesa de Cristo es para nosotros también hoy.

En segundo lugar, la ira de Dios también es igual de relevante hoy en día. A la luz de eso, ¿cómo estamos los que creemos en contender por la fe de nuestro pueblo?