Devocional Del Día | SeptiembreMuestra

Dios toma el control

2 Corintios 12:7-10

Debido a la extravagancia de esas revelaciones, y para que no me enorgulleciera, recibí el don de una discapacidad para mantenerme en contacto constante con mis limitaciones. El ángel de Satanás hizo todo lo posible por derribarme; lo que de hecho hizo fue empujarme hasta las rodillas. ¡No había peligro de andar por ahí como si fuera una persona alta y poderosa! Al principio no lo consideré un don y le rogué a Dios que me lo quitara. Lo hice tres veces, y luego me dijo: Mi gracia es suficiente; es todo lo que necesitas. Mi fuerza se manifiesta en tu debilidad. Una vez que escuché eso, me alegré de permitir que sucediera. Dejé de centrarme en la discapacidad y comencé a apreciar el don. Fue un caso de la fortaleza de Cristo que se apoderó de mi debilidad. Ahora tomo las limitaciones con calma y con buen ánimo, esas limitaciones que me reducen a mi tamaño: el abuso, los accidentes, la oposición, las malas rachas. ¡Simplemente dejé que Cristo tomara el control! Y así, cuanto más débil me vuelvo, más fuerte me vuelvo.

Pareciera una contradicción esta última afirmación en el versículo 10 “cuanto más débil me vuelvo, más fuerte me vuelvo”. En realidad, no hay nada más claro que esto, cuánto más aceptamos que no podemos hacer nada en nuestras fuerzas, cuánto más aceptamos nuestra propia debilidad más podemos aceptar nuestra dependencia de Dios.

Como humanos tendemos a buscar el control sobre las situaciones, nos apresuramos a buscar respuestas y soluciones a todo lo que se presenta en nuestras vidas. Qué afortunados somos de que Pablo descubriera esto por nosotros, en lo que nosotros no tenemos control, Dios sí lo tiene. Mientras más comprendamos esto, más fácilmente acudiremos con humildad ante nuestro Dios que si tiene poder y control, sobre todo.

Medita: ¿Reconoces tu dependencia de Dios cuando se te presenta un problema?