Recuerda tu futuroMuestra

Aprende a recordar

Hoy, reflexionamos sobre la afirmación de Pablo acerca de la fe genuina de Timoteo. Esta fe se describe como "sin fingimiento," una que ha sido transmitida a través de generaciones, comenzando con la abuela de Timoteo, Loida, y su madre, Eunice. Este legado perdurable destaca que nuestro viaje de fe está influenciado por aquellos que vinieron antes que nosotros, y tenemos el poder de moldear la fe de las futuras generaciones.

Curiosamente, dentro de los estándares de la época, se pudiera decir que era una situación un tanto inusual que se mencione a su abuela y madre pero no a su abuelo y padre. La razón la desconocemos, pero no deja de afirmar que, aún en ausencia o en medio de disfunciones familiares, Dios se encarga de visitar las generaciones con poder.

Existe un milagro que Dios está obrando en medio de las cosas que no funcionan. Solamente Dios puede hacer esto de que las cosas funcionen en medio de las cosas que no funcionan. Como leímos en Génesis 1:2, la tierra estaba desordenada, estaba vacía, estaba sin forma; pero eso no evitó que el Espíritu de Dios no se moviera. Esa palabra "mover" se puede traducir como incubar o empollar. Quiere decir que el Espíritu de Dios estaba allí empollando, estaba allí calentando, estaba sentándose; porque no estaba únicamente viendo lo temporal del momento, sino que estaba sentado sobre la siguiente etapa.

El Espíritu de Dios estaba creando, estaba a punto de manifestar, por medio de Su voz, algo nuevo. No estaba viendo únicamente el caos, no estaba viendo el desorden, no estaba viendo el problema; estaba viendo que hay una temporada, hay una oportunidad nueva en Dios, lo cual nos lleva a tener fe.

Las palabras de Pablo nos recuerdan atesorar y cultivar la fe que se nos ha confiado, sin importar las luchas que enfrentemos. La presencia de una fe genuina puede trascender los desafíos de la vida, sirviendo como una luz guía. Recordemos que mantener y hacer crecer esta fe nos requiere permanecer conectados a nuestras raíces espirituales y al Dios que nos ha llamado con un llamado santo.

Reflexión personal:

• ¿Qué legado de fe has heredado de tu familia?
• ¿Cómo puedes nutrir esta fe en tu vida diaria?
• ¿De qué maneras puedes inspirar y fomentar la fe en la próxima generación?

Acción:

• Agradece a Dios por el legado de fe que has recibido.
• Pide sabiduría y fuerza para hacer crecer y compartir tu fe.
• Ora para que la próxima generación abrace y cultive esta fe.

Oración:

Señor, ayúdame a recordar el futuro que tienes para mí. Que pueda avivar el fuego de tu Espíritu en mi vida y vivir una fe genuina y sin hipocresía. Amén.