Vuelve a SoñarMuestra

¡Deja tu corazón volar!

¡No tengas miedo a ilusionarte! traza un plan de acción y ejecútalo. Es hora de llevarlo a cabo.

¿Sabías que no son necesariamente las personas más inteligentes las que alcanzan altas metas, sino las más disciplinadas? Me di cuenta de esto cuando enseñaba inglés a mis estudiantes; Aquellos que lograban dominar el idioma eran aquellos que practicaban en casa después de clases, mostrando un progreso significativo hasta la siguiente.

¿Quieres ver cómo los sueños que Dios puso en tu corazón se hacen realidad?

Te pregunto, ¿ya tienes uno o varios sueños?

Si ya puedes pensar en uno. ¡Excelente! Ahora, te animo a que pienses en la siguiente frase y que lo digas tú mismo/a: “Cada día trabajaré en ellos con disciplina, siguiendo el ejemplo de las hormigas que se preparan meticulosamente para el invierno”. Al igual que ellas, prepárate tú para alcanzar esos sueños. Pueden ser metas pequeñas, puedes aprender algo nuevo, inscribirte a un nuevo curso o trabajar en alguna profesión, realizar un viaje significativo o encontrar el amor de tu vida. Tú conoces esos sueños que Dios ha depositado en tu corazón.

Su palabra nos dice “No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús.”

Concéntrate en lo que está delante de ti ¡lo vas a lograr!, esfuérzate sin temor, Jesús está ahí para alentarte y proveer todo lo que necesitas.

Dedica unos minutos a la oración, en su presencia, traza tus objetivos y metas, para alcanzar tus sueños. Pídele la sabiduría y la resolución para poder empezar a hacer aquello que Él te llama a hacer. ¡Esa decisión bendecirá tu vida en gran manera!