Oportunidad, Salvación Y AmorMuestra

Corazones desquiciados

Para comprender la locura del pecado, regresemos a una historia bíblica que todos conocemos: la predicación de Noé y la construcción del arca. En Génesis 6:5-8, vemos cómo Dios observó que la maldad del hombre se había multiplicado en la tierra. Así, Dios decidió destruir a la humanidad con un diluvio, pero Noé halló gracia ante los ojos del Señor.

Noé obedeció a Dios y comenzó a edificar el arca. La gente de su época lo consideraba un loco. ¿Construir una gigantesca embarcación en tierra firme, bajo un cielo despejado? Para ellos, eso era una locura.

En Mateo 24:37-39, Jesús hace una comparación entre los días de Noé y su segunda venida. Es impresionante cómo, al igual que en esos tiempos, hoy estamos rodeados de un mundo lleno de pecado. Y, como tú sabes, aquellos que hablamos sobre el regreso de Cristo a menudo somos mirados como si estuviéramos un poco locos.

Pero, así como llegó el diluvio y solo Noé y su familia se salvaron, también creo que cuando Cristo regrese, solo aquellos que estén preparados recibirán la salvación. Es un recordatorio fuerte, ¿verdad?

Lo que me encanta es que el amor de Dios es tan persistente. En 2 Pedro 3:9, se nos dice que el Señor no tarda en cumplir sus promesas. En realidad, Él tiene una paciencia increíble con nosotros porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos se arrepientan. Es como si nos estuviera dando múltiples oportunidades para volver a Él.

Es tan bonito pensar en cómo Dios nos llama constantemente a través de su palabra, esperando que nuestros corazones se abran a su gracia. En medio de todo el caos, su amor siempre está presente. ¿Qué piensas tú de esto?

Locura es el pecado, que te hiere, degrada y hace infeliz y torna tu corazón obstinado

Sin embargo, muchos tienen corazones obstinados. En Jeremías 17:9, la Biblia dice: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿Quién lo conocerá?". La obstinación y el rechazo a la verdad de Dios son evidentes en nuestra sociedad. Pero no debemos desanimarnos, pues Dios ha prometido transformar corazones de piedra en corazones de carne (Ezequiel 36:26).

El amor de Dios es tan vasto y profundo que te invita a detenerte, arrodillarte y proclamar: "¡Oh, ¡Dios mío, grande eres tú, misericordioso y dador de vida! Te alabo porque realizas grandes maravillas en mí. Perdóname y ayúdame a cumplir tu voluntad; fortalece mi fe. Mi cuerpo, mi mente y mi corazón te pertenecen por siempre y para siempre. Amén".

Te espero mañana donde hablaremos de la cura para la locura del pecado.