La Viuda, El Fariseo Y El Publicano: ¿Cómo Oramos?Muestra

¿Cuál es tu causa vital?

Esta mujer no estaba pidiendo perdón o misericordia, estaba pidiendo justicia por una causa que para ella era muy importante y la reclamaba a un hombre de mucho más poder, aferrada a la convicción de que la justicia debía prevalecer y que su adversario no debía impedir que su causa se cumpla.

Dios ha puesto en nuestro corazón causas vitales, grandes respuestas ala pregunta “¿por qué vivir?”, no somos milagros sin sentido. Aunque a veces estamos distraídos hasta que nos sorprende la muerte. También, gracias a Dios, ya sea por el dolor o por despertar a nuestro propósito superior nos levantamos a luchar para cambiar situaciones que no queremos tolerar más o nos lanzamos a alcanzar propósitos que van a más allá de nosotros mismos.

También todos tenemos adversarios que quieren impedir que logremos nuestros grandes propósitos, la viuda podría haberse sentido derrotada, podría haber estado entretenida, quizás hasta podría haber caído en la lógica del adversario pensando que el tenía la razón. Y a veces nuestro propio adversario puede ser nuestra comodidad.

Jesús revela tres "súper poderes" a los que podemos invocar cuando se trata de luchar por una causa que se conecta con una gran victoria en nuestra vida.

Primero, recuerda que la causa por la que luchas revela que tienes un propósito importante, porque te eleva por encima de la comodidad del silencio, de la falta de compromiso para ser constante, y te lleva a la certeza que es posible lograrla por lo que vale la pena luchar por ella.

Segundo, la oración y adoración constante es la mejor estrategia para ser consciente de la presencia de Dios en nuestra vida, incluso el adversario que quería destruir la causa vital fue el aliciente para que esta mujer se elevara por encima de sus circunstancias y busque justicia. Debemos recordar siempre que Dios quiere acompañarnos hasta la victoria.

Finalmente, esta oración nos enseña a mirar siempre por encima de nosotros y del propio adversario. Si solo nos viéramos a nosotros o nuestra oración estuviera centrada en el adversario en lugar de lograr nuestra causa vital, estuviéramos enfrascados en una pelea donde quizás el odio, resentimiento o venganza tuvieran más peso de nuestra sed de justicia y de conectarnos con nuestro propósito superior.

Jesús nos quería decir que, por encima de todo, de nuestra debilidad, del adversario, de los guiones sobre lo injusta que es la vida, hay un Juez que no solo es poderoso, sino que está más interesado que nosotros mismos en que nuestra causa se cumpla, Él mismo nos diseñó. Que estos desafíos nos enseñen a ser más conscientes de su presencia. ¿Qué causa en tu vida vale la pena lo suficiente para que vayas forjando tu carácter y descubras la compañía de Dios mientras vas intercediendo por ella?