Buen PastorMuestra

La paz que sólo Él puede dar

La vida no se detiene. Las decisiones, las expectativas, las voces que nos presionan... todo parece crecer y arremeter contra nosotros. ¿Te has sentido alguna vez como si estuvieras atrapado en una tormenta que no cesa? Las olas de la ansiedad, la presión, el cansancio... Es fácil perder la calma en medio del caos, pero hay una paz que el mundo no puede ofrecer. No se trata de un simple alivio momentáneo, ni de una falsa calma de circunstancias. Es una paz que nace de la presencia del Pastor, la paz de saber que, sin importar lo que pase, Él está contigo.

En medio del huracán, ¿te has preguntado por qué la tormenta sigue rugiendo? Tal vez, es porque olvidamos que Jesús no vino a ofrecer soluciones temporales; Él vino a darnos algo eterno. Algo radicalmente diferente.

En Filipenses 4:7, Pablo describe una paz que desafía toda lógica humana: "Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús". ¿Cómo? Una paz que no depende de las circunstancias, que no se disuelve con el viento. Y no se trata de algo que puedas comprar, ganar o alcanzar por tu cuenta. Esta paz no es negociable, no es algo que el mundo te pueda ofrecer ni mucho menos quitar. Es Su paz, una paz que te atrapa en medio de la tormenta.

Jesús no promete que las tormentas se calmarán siempre, pero sí promete que Él será el ancla que te mantiene firme. Su paz es la presencia constante del Pastor que, aún en el ojo de la tormenta, te da descanso. Es como el discípulo en la barca, cuando el viento rugía y las olas amenazaban, pero Jesús estaba en ella. La diferencia no era el clima, era Él.

Hoy, deja de luchar por controlar la tormenta. Deja de creer que puedes encontrar paz en tus esfuerzos, en tus estrategias o en tu ansiedad. La paz no se encuentra en lo que tú puedes hacer, sino en lo que Él ya ha hecho. Él te ofrece descanso no porque te lo hayas ganado, sino porque Él lo dio todo para que pudieras descansar en Su abrazo.

Frase para compartir: "Cuando la tormenta grita, Su voz es el único ancla que calma el mar".

Oración:
Jesús, necesito Tu paz en mi vida. Renuncio a mi ansiedad y a mi necesidad de controlar todo. Ayúdame a confiar en que, aunque la tormenta no cese, Tú estás conmigo. Sé mi ancla, mi descanso, y mi refugio. Gracias por la paz que sobrepasa todo entendimiento. Amén.

Acción:
Hoy, identifica una situación específica que te cause estrés o preocupación. Escríbela y ora por ella, entregándosela a Jesús. Luego, toma un tiempo para meditar en Filipenses 4:7, declarando que Su paz guardará tu corazón y tu mente.