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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bk2PE">
 <div class="chapter ch3" data-usfm="2PE.3">
 <div class="label">3</div><div class="s">El d&#237;a del Se&#241;or vendr&#225;</div><div class="p"> 1Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortaci&#243;n vuestro limpio entendimiento, 2para que teng&#225;is memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Se&#241;or y Salvador dado por vuestros ap&#243;stoles; 3sabiendo primero esto, que en los postreros d&#237;as vendr&#225;n burladores, andando seg&#250;n sus propias concupiscencias,#Jud. 18. 4y diciendo: &#191;D&#243;nde est&#225; la promesa de su advenimiento? Porque desde el d&#237;a en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen as&#237; como desde el principio de la creaci&#243;n. 5Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y tambi&#233;n la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,#Gn. 1.6-8. 6por lo cual el mundo de entonces pereci&#243; anegado en agua;#Gn. 7.11. 7pero los cielos y la tierra que existen ahora, est&#225;n reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el d&#237;a del juicio y de la perdici&#243;n de los hombres imp&#237;os. 8Mas, oh amados, no ignor&#233;is esto: que para con el Se&#241;or un d&#237;a es como mil a&#241;os, y mil a&#241;os como un d&#237;a.#Sal. 90.4. 9El Se&#241;or no retarda su promesa, seg&#250;n algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10Pero el d&#237;a del Se&#241;or vendr&#225; como ladr&#243;n en la noche;#Mt. 24.43; Lc. 12.39; 1 Ts. 5.2; Ap. 16.15. en el cual los cielos pasar&#225;n con grande estruendo, y los elementos ardiendo ser&#225;n deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay ser&#225;n quemadas.</div><div class="p"> 11Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, &#161;c&#243;mo no deb&#233;is vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12esperando y apresur&#225;ndoos para la venida del d&#237;a de Dios, en el cual los cielos, encendi&#233;ndose, ser&#225;n deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundir&#225;n! 13Pero nosotros esperamos, seg&#250;n sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.#Is. 65.17; 66.22; Ap. 21.1.</div><div class="p"> 14Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por &#233;l sin mancha e irreprensibles, en paz. 15Y tened entendido que la paciencia de nuestro Se&#241;or es para salvaci&#243;n; como tambi&#233;n nuestro amado hermano Pablo, seg&#250;n la sabidur&#237;a que le ha sido dada, os ha escrito, 16casi en todas sus ep&#237;stolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas dif&#237;ciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como tambi&#233;n las otras Escrituras, para su propia perdici&#243;n. 17As&#237; que vosotros, oh amados, sabi&#233;ndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caig&#225;is de vuestra firmeza. 18Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Se&#241;or y Salvador Jesucristo. A &#233;l sea gloria ahora y hasta el d&#237;a de la eternidad. Am&#233;n.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkZEC">
 <div class="chapter ch7" data-usfm="ZEC.7">
 <div class="label">7</div><div class="s">El ayuno que Dios reprueba</div><div class="p"> 1Aconteci&#243; que en el a&#241;o cuarto del rey Dar&#237;o vino palabra de Jehov&#225; a Zacar&#237;as, a los cuatro d&#237;as del mes noveno, que es Quisleu, 2cuando el pueblo de Bet-el hab&#237;a enviado a Sarezer, con Regem-melec y sus hombres, a implorar el favor de Jehov&#225;, 3y a hablar a los sacerdotes que estaban en la casa de Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos, y a los profetas, diciendo: &#191;Lloraremos en el mes quinto? &#191;Haremos abstinencia como hemos hecho ya algunos a&#241;os? 4Vino, pues, a m&#237; palabra de Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos, diciendo: 5Habla a todo el pueblo del pa&#237;s, y a los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en el s&#233;ptimo mes estos setenta a&#241;os, &#191;hab&#233;is ayunado para m&#237;? 6Y cuando com&#233;is y beb&#233;is, &#191;no com&#233;is y beb&#233;is para vosotros mismos? 7&#191;No son estas las palabras que proclam&#243; Jehov&#225; por medio de los profetas primeros, cuando Jerusal&#233;n estaba habitada y tranquila, y sus ciudades en sus alrededores y el Neguev y la Sefela estaban tambi&#233;n habitados?</div><div class="s">La desobediencia, causa del cautiverio</div><div class="p"> 8Y vino palabra de Jehov&#225; a Zacar&#237;as, diciendo: 9As&#237; habl&#243; Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos, diciendo: Juzgad conforme a la verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano; 10no oprim&#225;is a la viuda, al hu&#233;rfano, al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su coraz&#243;n contra su hermano. 11Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus o&#237;dos para no o&#237;r; 12y pusieron su coraz&#243;n como diamante, para no o&#237;r la ley ni las palabras que Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos enviaba por su Esp&#237;ritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos. 13Y aconteci&#243; que as&#237; como &#233;l clam&#243;, y no escucharon, tambi&#233;n ellos clamaron, y yo no escuch&#233;, dice Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos; 14sino que los esparc&#237; con torbellino por todas las naciones que ellos no conoc&#237;an, y la tierra fue desolada tras ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues convirtieron en desierto la tierra deseable.</div>
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 <div class="book bkZEC">
 <div class="chapter ch8" data-usfm="ZEC.8">
 <div class="label">8</div><div class="s">Promesa de la restauraci&#243;n de Jerusal&#233;n</div><div class="p"> 1Vino a m&#237; palabra de Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos, diciendo: 2As&#237; ha dicho Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos: Cel&#233; a Sion con gran celo, y con gran ira la cel&#233;. 3As&#237; dice Jehov&#225;: Yo he restaurado a Sion, y morar&#233; en medio de Jerusal&#233;n; y Jerusal&#233;n se llamar&#225; Ciudad de la Verdad, y el monte de Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos, Monte de Santidad. 4As&#237; ha dicho Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos: A&#250;n han de morar ancianos y ancianas en las calles de Jerusal&#233;n, cada cual con bord&#243;n en su mano por la multitud de los d&#237;as. 5Y las calles de la ciudad estar&#225;n llenas de muchachos y muchachas que jugar&#225;n en ellas. 6As&#237; dice Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos: Si esto parecer&#225; maravilloso a los ojos del remanente de este pueblo en aquellos d&#237;as, &#191;tambi&#233;n ser&#225; maravilloso delante de mis ojos? dice Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos. 7As&#237; ha dicho Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos: He aqu&#237;, yo salvo a mi pueblo de la tierra del oriente, y de la tierra donde se pone el sol; 8y los traer&#233;, y habitar&#225;n en medio de Jerusal&#233;n; y me ser&#225;n por pueblo, y yo ser&#233; a ellos por Dios en verdad y en justicia.</div><div class="p"> 9As&#237; ha dicho Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos: Esfu&#233;rcense vuestras manos, los que o&#237;s en estos d&#237;as estas palabras de la boca de los profetas, desde el d&#237;a que se ech&#243; el cimiento a la casa de Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos, para edificar el templo. 10Porque antes de estos d&#237;as no ha habido paga de hombre ni paga de bestia, ni hubo paz para el que sal&#237;a ni para el que entraba, a causa del enemigo; y yo dej&#233; a todos los hombres cada cual contra su compa&#241;ero. 11Mas ahora no lo har&#233; con el remanente de este pueblo como en aquellos d&#237;as pasados, dice Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos. 12Porque habr&#225; simiente de paz; la vid dar&#225; su fruto, y dar&#225; su producto la tierra, y los cielos dar&#225;n su roc&#237;o; y har&#233; que el remanente de este pueblo posea todo esto. 13Y suceder&#225; que como fuisteis maldici&#243;n entre las naciones, oh casa de Jud&#225; y casa de Israel, as&#237; os salvar&#233; y ser&#233;is bendici&#243;n. No tem&#225;is, mas esfu&#233;rcense vuestras manos.</div><div class="p"> 14Porque as&#237; ha dicho Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos: Como pens&#233; haceros mal cuando vuestros padres me provocaron a ira, dice Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos, y no me arrepent&#237;, 15as&#237; al contrario he pensado hacer bien a Jerusal&#233;n y a la casa de Jud&#225; en estos d&#237;as; no tem&#225;is. 16Estas son las cosas que hab&#233;is de hacer: Hablad verdad cada cual con su pr&#243;jimo;#Ef. 4.25. juzgad seg&#250;n la verdad y lo conducente a la paz en vuestras puertas. 17Y ninguno de vosotros piense mal en su coraz&#243;n contra su pr&#243;jimo, ni am&#233;is el juramento falso; porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehov&#225;.</div><div class="p"> 18Vino a m&#237; palabra de Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos, diciendo: 19As&#237; ha dicho Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos: El ayuno del cuarto mes, el ayuno del quinto, el ayuno del s&#233;ptimo, y el ayuno del d&#233;cimo, se convertir&#225;n para la casa de Jud&#225; en gozo y alegr&#237;a, y en festivas solemnidades. Amad, pues, la verdad y la paz.</div><div class="p"> 20As&#237; ha dicho Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos: A&#250;n vendr&#225;n pueblos, y habitantes de muchas ciudades; 21y vendr&#225;n los habitantes de una ciudad a otra, y dir&#225;n: Vamos a implorar el favor de Jehov&#225;, y a buscar a Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos. Yo tambi&#233;n ir&#233;. 22Y vendr&#225;n muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos en Jerusal&#233;n, y a implorar el favor de Jehov&#225;. 23As&#237; ha dicho Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos: En aquellos d&#237;as acontecer&#225; que diez hombres de las naciones de toda lengua tomar&#225;n del manto a un jud&#237;o, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos o&#237;do que Dios est&#225; con vosotros.</div>
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Biblia en Un Año Con Christian MaelMuestra

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