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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkJOS">
 <div class="chapter ch1" data-usfm="JOS.1">
 <div class="label">1</div><div class="s">Preparativos para la conquista</div><div class="p"> 1Aconteci&#243; despu&#233;s de la muerte de Mois&#233;s siervo de Jehov&#225;, que Jehov&#225; habl&#243; a Josu&#233; hijo de Nun, servidor de Mois&#233;s, diciendo: 2Mi siervo Mois&#233;s ha muerto; ahora, pues, lev&#225;ntate y pasa este Jord&#225;n, t&#250; y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. 3Yo os he entregado, como lo hab&#237;a dicho a Mois&#233;s, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. 4Desde el desierto y el L&#237;bano hasta el gran r&#237;o &#201;ufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, ser&#225; vuestro territorio. 5Nadie te podr&#225; hacer frente#Dt. 11.24-25. en todos los d&#237;as de tu vida; como estuve con Mois&#233;s, estar&#233; contigo; no te dejar&#233;, ni te desamparar&#233;.#Dt. 31.6,8; He. 13.5. 6Esfu&#233;rzate y s&#233; valiente;#Dt. 31.6,7,23. porque t&#250; repartir&#225;s a este pueblo por heredad la tierra de la cual jur&#233; a sus padres que la dar&#237;a a ellos. 7Solamente esfu&#233;rzate y s&#233; muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Mois&#233;s te mand&#243;; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. 8Nunca se apartar&#225; de tu boca este libro de la ley, sino que de d&#237;a y de noche meditar&#225;s en &#233;l, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en &#233;l est&#225; escrito; porque entonces har&#225;s prosperar tu camino, y todo te saldr&#225; bien. 9Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehov&#225; tu Dios estar&#225; contigo en dondequiera que vayas.</div><div class="p"> 10Y Josu&#233; mand&#243; a los oficiales del pueblo, diciendo: 11Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres d&#237;as pasar&#233;is el Jord&#225;n para entrar a poseer la tierra que Jehov&#225; vuestro Dios os da en posesi&#243;n.</div><div class="p"> 12Tambi&#233;n habl&#243; Josu&#233; a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manas&#233;s, diciendo: 13Acordaos de la palabra que Mois&#233;s, siervo de Jehov&#225;, os mand&#243; diciendo: Jehov&#225; vuestro Dios os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra. 14Vuestras mujeres, vuestros ni&#241;os y vuestros ganados quedar&#225;n en la tierra que Mois&#233;s os ha dado a este lado del Jord&#225;n; mas vosotros, todos los valientes y fuertes, pasar&#233;is armados delante de vuestros hermanos, y les ayudar&#233;is, 15hasta tanto que Jehov&#225; haya dado reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y que ellos tambi&#233;n posean la tierra que Jehov&#225; vuestro Dios les da; y despu&#233;s volver&#233;is vosotros a la tierra de vuestra herencia, la cual Mois&#233;s siervo de Jehov&#225; os ha dado, a este lado del Jord&#225;n hacia donde nace el sol; y entrar&#233;is en posesi&#243;n de ella.#Nm. 32.28-32; Dt. 3.18-20; Jos. 22.1-6. 16Entonces respondieron a Josu&#233;, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes. 17De la manera que obedecimos a Mois&#233;s en todas las cosas, as&#237; te obedeceremos a ti; solamente que Jehov&#225; tu Dios est&#233; contigo, como estuvo con Mois&#233;s. 18Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras en todas las cosas que le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y seas valiente.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkJOS">
 <div class="chapter ch2" data-usfm="JOS.2">
 <div class="label">2</div><div class="s">Josu&#233; env&#237;a esp&#237;as a Jeric&#243;</div><div class="p"> 1Josu&#233; hijo de Nun envi&#243; desde Sitim dos esp&#237;as secretamente, dici&#233;ndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jeric&#243;. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab,#He. 11.31; Stg. 2.25. y posaron all&#237;. 2Y fue dado aviso al rey de Jeric&#243;, diciendo: He aqu&#237; que hombres de los hijos de Israel han venido aqu&#237; esta noche para espiar la tierra. 3Entonces el rey de Jeric&#243; envi&#243; a decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra. 4Pero la mujer hab&#237;a tomado a los dos hombres y los hab&#237;a escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a m&#237;, pero no supe de d&#243;nde eran. 5Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no s&#233; a d&#243;nde han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzar&#233;is. 6Mas ella los hab&#237;a hecho subir al terrado, y los hab&#237;a escondido entre los manojos de lino que ten&#237;a puestos en el terrado. 7Y los hombres fueron tras ellos por el camino del Jord&#225;n, hasta los vados; y la puerta fue cerrada despu&#233;s que salieron los perseguidores.</div><div class="p"> 8Antes que ellos se durmiesen, ella subi&#243; al terrado, y les dijo: 9S&#233; que Jehov&#225; os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha ca&#237;do sobre nosotros, y todos los moradores del pa&#237;s ya han desmayado por causa de vosotros. 10Porque hemos o&#237;do que Jehov&#225; hizo secar las aguas del Mar Rojo#Ex. 14.21. delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que hab&#233;is hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jord&#225;n, a Seh&#243;n y a Og, a los cuales hab&#233;is destruido.#Nm. 21.21-35. 11Oyendo esto, ha desmayado nuestro coraz&#243;n; ni ha quedado m&#225;s aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehov&#225; vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. 12Os ruego pues, ahora, que me jur&#233;is por Jehov&#225;, que como he hecho misericordia con vosotros, as&#237; la har&#233;is vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me dar&#233;is una se&#241;al segura; 13y que salvar&#233;is la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que librar&#233;is nuestras vidas de la muerte. 14Ellos le respondieron: Nuestra vida responder&#225; por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro; y cuando Jehov&#225; nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.</div><div class="p"> 15Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la ciudad, y ella viv&#237;a en el muro. 16Y les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos all&#237; tres d&#237;as, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y despu&#233;s os ir&#233;is por vuestro camino. 17Y ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado. 18He aqu&#237;, cuando nosotros entremos en la tierra, t&#250; atar&#225;s este cord&#243;n de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunir&#225;s en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. 19Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre ser&#225; sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre ser&#225; sobre nuestra cabeza, si mano le tocare. 20Y si t&#250; denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado. 21Ella respondi&#243;: Sea as&#237; como hab&#233;is dicho. Luego los despidi&#243;, y se fueron; y ella at&#243; el cord&#243;n de grana a la ventana.</div><div class="p"> 22Y caminando ellos, llegaron al monte y estuvieron all&#237; tres d&#237;as, hasta que volvieron los que los persegu&#237;an; y los que los persiguieron buscaron por todo el camino, pero no los hallaron. 23Entonces volvieron los dos hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josu&#233; hijo de Nun, y le contaron todas las cosas que les hab&#237;an acontecido. 24Y dijeron a Josu&#233;: Jehov&#225; ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y tambi&#233;n todos los moradores del pa&#237;s desmayan delante de nosotros.</div>
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 <div class="book bkJOS">
 <div class="chapter ch3" data-usfm="JOS.3">
 <div class="label">3</div><div class="s">El paso del Jord&#225;n</div><div class="p"> 1Josu&#233; se levant&#243; de ma&#241;ana, y &#233;l y todos los hijos de Israel partieron de Sitim y vinieron hasta el Jord&#225;n, y reposaron all&#237; antes de pasarlo. 2Y despu&#233;s de tres d&#237;as, los oficiales recorrieron el campamento, 3y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando ve&#225;is el arca del pacto de Jehov&#225; vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros saldr&#233;is de vuestro lugar y marchar&#233;is en pos de ella, 4a fin de que sep&#225;is el camino por donde hab&#233;is de ir; por cuanto vosotros no hab&#233;is pasado antes de ahora por este camino. Pero entre vosotros y ella haya distancia como de dos mil codos; no os acercar&#233;is a ella. 5Y Josu&#233; dijo al pueblo: Santificaos, porque Jehov&#225; har&#225; ma&#241;ana maravillas entre vosotros. 6Y habl&#243; Josu&#233; a los sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto, y pasad delante del pueblo. Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo.</div><div class="p"> 7Entonces Jehov&#225; dijo a Josu&#233;: Desde este d&#237;a comenzar&#233; a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con Mois&#233;s, as&#237; estar&#233; contigo. 8T&#250;, pues, mandar&#225;s a los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo: Cuando hay&#225;is entrado hasta el borde del agua del Jord&#225;n, parar&#233;is en el Jord&#225;n. 9Y Josu&#233; dijo a los hijos de Israel: Acercaos, y escuchad las palabras de Jehov&#225; vuestro Dios. 10Y a&#241;adi&#243; Josu&#233;: En esto conocer&#233;is que el Dios viviente est&#225; en medio de vosotros, y que &#233;l echar&#225; de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo. 11He aqu&#237;, el arca del pacto del Se&#241;or de toda la tierra pasar&#225; delante de vosotros en medio del Jord&#225;n. 12Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu. 13Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehov&#225;, Se&#241;or de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jord&#225;n, las aguas del Jord&#225;n se dividir&#225;n; porque las aguas que vienen de arriba se detendr&#225;n en un mont&#243;n.</div><div class="p"> 14Y aconteci&#243; cuando parti&#243; el pueblo de sus tiendas para pasar el Jord&#225;n, con los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto, 15cuando los que llevaban el arca entraron en el Jord&#225;n, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jord&#225;n suele desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega), 16las aguas que ven&#237;an de arriba se detuvieron como en un mont&#243;n bien lejos de la ciudad de Adam, que est&#225; al lado de Saret&#225;n, y las que descend&#237;an al mar del Arab&#225;, al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pas&#243; en direcci&#243;n de Jeric&#243;. 17Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehov&#225;, estuvieron en seco, firmes en medio del Jord&#225;n, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jord&#225;n; y todo Israel pas&#243; en seco.</div>
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 <div class="chapter ch4" data-usfm="JOS.4">
 <div class="label">4</div><div class="s">Las doce piedras tomadas del Jord&#225;n</div><div class="p"> 1Cuando toda la gente hubo acabado de pasar el Jord&#225;n, Jehov&#225; habl&#243; a Josu&#233;, diciendo: 2Tomad del pueblo doce hombres, uno de cada tribu, 3y mandadles, diciendo: Tomad de aqu&#237; de en medio del Jord&#225;n, del lugar donde est&#225;n firmes los pies de los sacerdotes, doce piedras, las cuales pasar&#233;is con vosotros, y levantadlas en el lugar donde hab&#233;is de pasar la noche. 4Entonces Josu&#233; llam&#243; a los doce hombres a los cuales &#233;l hab&#237;a designado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu. 5Y les dijo Josu&#233;: Pasad delante del arca de Jehov&#225; vuestro Dios a la mitad del Jord&#225;n, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al n&#250;mero de las tribus de los hijos de Israel, 6para que esto sea se&#241;al entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres ma&#241;ana, diciendo: &#191;Qu&#233; significan estas piedras? 7les responder&#233;is: Que las aguas del Jord&#225;n fueron divididas delante del arca del pacto de Jehov&#225;; cuando ella pas&#243; el Jord&#225;n, las aguas del Jord&#225;n se dividieron; y estas piedras servir&#225;n de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre.</div><div class="p"> 8Y los hijos de Israel lo hicieron as&#237; como Josu&#233; les mand&#243;: tomaron doce piedras de en medio del Jord&#225;n, como Jehov&#225; lo hab&#237;a dicho a Josu&#233;, conforme al n&#250;mero de las tribus de los hijos de Israel, y las pasaron al lugar donde acamparon, y las levantaron all&#237;. 9Josu&#233; tambi&#233;n levant&#243; doce piedras en medio del Jord&#225;n, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto; y han estado all&#237; hasta hoy. 10Y los sacerdotes que llevaban el arca se pararon en medio del Jord&#225;n hasta que se hizo todo lo que Jehov&#225; hab&#237;a mandado a Josu&#233; que dijese al pueblo, conforme a todas las cosas que Mois&#233;s hab&#237;a mandado a Josu&#233;; y el pueblo se dio prisa y pas&#243;.</div><div class="p"> 11Y cuando todo el pueblo acab&#243; de pasar, tambi&#233;n pas&#243; el arca de Jehov&#225;, y los sacerdotes, en presencia del pueblo. 12Tambi&#233;n los hijos de Rub&#233;n y los hijos de Gad y la media tribu de Manas&#233;s pasaron armados delante de los hijos de Israel, seg&#250;n Mois&#233;s les hab&#237;a dicho; 13como cuarenta mil hombres armados, listos para la guerra, pasaron hacia la llanura de Jeric&#243; delante de Jehov&#225;. 14En aquel d&#237;a Jehov&#225; engrandeci&#243; a Josu&#233; a los ojos de todo Israel; y le temieron, como hab&#237;an temido a Mois&#233;s, todos los d&#237;as de su vida.</div><div class="p"> 15Luego Jehov&#225; habl&#243; a Josu&#233;, diciendo: 16Manda a los sacerdotes que llevan el arca del testimonio, que suban del Jord&#225;n. 17Y Josu&#233; mand&#243; a los sacerdotes, diciendo: Subid del Jord&#225;n. 18Y aconteci&#243; que cuando los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehov&#225; subieron de en medio del Jord&#225;n, y las plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en lugar seco, las aguas del Jord&#225;n se volvieron a su lugar, corriendo como antes sobre todos sus bordes.</div><div class="p"> 19Y el pueblo subi&#243; del Jord&#225;n el d&#237;a diez del mes primero, y acamparon en Gilgal, al lado oriental de Jeric&#243;. 20Y Josu&#233; erigi&#243; en Gilgal las doce piedras que hab&#237;an tra&#237;do del Jord&#225;n. 21Y habl&#243; a los hijos de Israel, diciendo: Cuando ma&#241;ana preguntaren vuestros hijos a sus padres, y dijeren: &#191;Qu&#233; significan estas piedras? 22declarar&#233;is a vuestros hijos, diciendo: Israel pas&#243; en seco por este Jord&#225;n. 23Porque Jehov&#225; vuestro Dios sec&#243; las aguas del Jord&#225;n delante de vosotros, hasta que hab&#237;ais pasado, a la manera que Jehov&#225; vuestro Dios lo hab&#237;a hecho en el Mar Rojo, el cual sec&#243; delante de nosotros hasta que pasamos; 24para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehov&#225; es poderosa; para que tem&#225;is a Jehov&#225; vuestro Dios todos los d&#237;as.</div>
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 <div class="book bkJOS">
 <div class="chapter ch5" data-usfm="JOS.5">
 <div class="label">5</div><div class="s">La circuncisi&#243;n y la pascua en Gilgal</div><div class="p"> 1Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jord&#225;n al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron c&#243;mo Jehov&#225; hab&#237;a secado las aguas del Jord&#225;n delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado, desfalleci&#243; su coraz&#243;n, y no hubo m&#225;s aliento en ellos delante de los hijos de Israel.</div><div class="p"> 2En aquel tiempo Jehov&#225; dijo a Josu&#233;: Hazte cuchillos afilados, y vuelve a circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel. 3Y Josu&#233; se hizo cuchillos afilados, y circuncid&#243; a los hijos de Israel en el collado de Aralot.#5.3 Esto es, de los Prepucios. 4Esta es la causa por la cual Josu&#233; los circuncid&#243;: Todo el pueblo que hab&#237;a salido de Egipto, los varones, todos los hombres de guerra, hab&#237;an muerto en el desierto, por el camino, despu&#233;s que salieron de Egipto. 5Pues todos los del pueblo que hab&#237;an salido, estaban circuncidados; mas todo el pueblo que hab&#237;a nacido en el desierto, por el camino, despu&#233;s que hubieron salido de Egipto, no estaba circuncidado. 6Porque los hijos de Israel anduvieron por el desierto cuarenta a&#241;os, hasta que todos los hombres de guerra que hab&#237;an salido de Egipto fueron consumidos, por cuanto no obedecieron a la voz de Jehov&#225;; por lo cual Jehov&#225; les jur&#243; que no les dejar&#237;a ver la tierra de la cual Jehov&#225; hab&#237;a jurado a sus padres que nos la dar&#237;a, tierra que fluye leche y miel.#Nm. 14.28-35. 7A los hijos de ellos, que &#233;l hab&#237;a hecho suceder en su lugar, Josu&#233; los circuncid&#243;; pues eran incircuncisos, porque no hab&#237;an sido circuncidados por el camino.</div><div class="p"> 8Y cuando acabaron de circuncidar a toda la gente, se quedaron en el mismo lugar en el campamento, hasta que sanaron. 9Y Jehov&#225; dijo a Josu&#233;: Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel lugar fue llamado Gilgal,#5.9 Heb. galal, rodar. hasta hoy.</div><div class="p"> 10Y los hijos de Israel acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua#Ex. 12.1-13. a los catorce d&#237;as del mes, por la tarde, en los llanos de Jeric&#243;. 11Al otro d&#237;a de la pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo d&#237;a espigas nuevas tostadas. 12Y el man&#225; ces&#243;#Ex. 16.35. el d&#237;a siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca m&#225;s tuvieron man&#225;, sino que comieron de los frutos de la tierra de Cana&#225;n aquel a&#241;o.</div><div class="s">Josu&#233; y el var&#243;n con la espada desenvainada</div><div class="p"> 13Estando Josu&#233; cerca de Jeric&#243;, alz&#243; sus ojos y vio un var&#243;n que estaba delante de &#233;l, el cual ten&#237;a una espada desenvainada en su mano. Y Josu&#233;, yendo hacia &#233;l, le dijo: &#191;Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14&#201;l respondi&#243;: No; mas como Pr&#237;ncipe del ej&#233;rcito de Jehov&#225; he venido ahora. Entonces Josu&#233;, postr&#225;ndose sobre su rostro en tierra, le ador&#243;; y le dijo: &#191;Qu&#233; dice mi Se&#241;or a su siervo? 15Y el Pr&#237;ncipe del ej&#233;rcito de Jehov&#225; respondi&#243; a Josu&#233;: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde est&#225;s es santo. Y Josu&#233; as&#237; lo hizo.</div>
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 <div class="chapter ch1" data-usfm="ECC.1">
 <div class="label">1</div><div class="s">Todo es vanidad</div><div class="p"> 1Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusal&#233;n.</div><div class="p"> 2Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. 3&#191;Qu&#233; provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? 4Generaci&#243;n va, y generaci&#243;n viene; mas la tierra siempre permanece. 5Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. 6El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. 7Los r&#237;os todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los r&#237;os vinieron, all&#237; vuelven para correr de nuevo. 8Todas las cosas son fatigosas m&#225;s de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el o&#237;do de o&#237;r. 9&#191;Qu&#233; es lo que fue? Lo mismo que ser&#225;. &#191;Qu&#233; es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se har&#225;; y nada hay nuevo debajo del sol. 10&#191;Hay algo de que se puede decir: He aqu&#237; esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. 11No hay memoria de lo que precedi&#243;, ni tampoco de lo que suceder&#225; habr&#225; memoria en los que ser&#225;n despu&#233;s.</div><div class="s">La experiencia del Predicador</div><div class="p"> 12Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusal&#233;n. 13Y di mi coraz&#243;n a inquirir y a buscar con sabidur&#237;a sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en &#233;l. 14Mir&#233; todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aqu&#237;, todo ello es vanidad y aflicci&#243;n de esp&#237;ritu. 15Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse.</div><div class="p"> 16Habl&#233; yo en mi coraz&#243;n, diciendo: He aqu&#237; yo me he engrandecido, y he crecido en sabidur&#237;a#1 R. 4.29-31. sobre todos los que fueron antes de m&#237; en Jerusal&#233;n; y mi coraz&#243;n ha percibido mucha sabidur&#237;a y ciencia. 17Y dediqu&#233; mi coraz&#243;n a conocer la sabidur&#237;a, y tambi&#233;n a entender las locuras y los desvar&#237;os; conoc&#237; que aun esto era aflicci&#243;n de esp&#237;ritu. 18Porque en la mucha sabidur&#237;a hay mucha molestia; y quien a&#241;ade ciencia, a&#241;ade dolor.</div>
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 <div class="chapter ch2" data-usfm="ECC.2">
 <div class="label">2</div><div class="p"> 1Dije yo en mi coraz&#243;n: Ven ahora, te probar&#233; con alegr&#237;a, y gozar&#225;s de bienes. Mas he aqu&#237; esto tambi&#233;n era vanidad. 2A la risa dije: Enloqueces; y al placer: &#191;De qu&#233; sirve esto? 3Propuse en mi coraz&#243;n agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi coraz&#243;n en sabidur&#237;a, con retenci&#243;n de la necedad, hasta ver cu&#225;l fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los d&#237;as de su vida. 4Engrandec&#237; mis obras, edifiqu&#233; para m&#237; casas, plant&#233; para m&#237; vi&#241;as; 5me hice huertos y jardines, y plant&#233; en ellos &#225;rboles de todo fruto. 6Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crec&#237;an los &#225;rboles. 7Compr&#233; siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; tambi&#233;n tuve posesi&#243;n grande de vacas y de ovejas, m&#225;s que todos los que fueron antes de m&#237; en Jerusal&#233;n. 8Me amonton&#233; tambi&#233;n plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de m&#250;sica.#1 R. 10.23-27; 2 Cr. 9.22-27.</div><div class="p"> 9Y fui engrandecido y aumentado m&#225;s que todos los que fueron antes de m&#237; en Jerusal&#233;n; a m&#225;s de esto, conserv&#233; conmigo mi sabidur&#237;a. 10No negu&#233; a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni apart&#233; mi coraz&#243;n de placer alguno, porque mi coraz&#243;n goz&#243; de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. 11Mir&#233; yo luego todas las obras que hab&#237;an hecho mis manos, y el trabajo que tom&#233; para hacerlas; y he aqu&#237;, todo era vanidad y aflicci&#243;n de esp&#237;ritu, y sin provecho debajo del sol. 12Despu&#233;s volv&#237; yo a mirar para ver la sabidur&#237;a y los desvar&#237;os y la necedad; porque &#191;qu&#233; podr&#225; hacer el hombre que venga despu&#233;s del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho. 13Y he visto que la sabidur&#237;a sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas. 14El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero tambi&#233;n entend&#237; yo que un mismo suceso acontecer&#225; al uno como al otro. 15Entonces dije yo en mi coraz&#243;n: Como suceder&#225; al necio, me suceder&#225; tambi&#233;n a m&#237;. &#191;Para qu&#233;, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme m&#225;s sabio? Y dije en mi coraz&#243;n, que tambi&#233;n esto era vanidad. 16Porque ni del sabio ni del necio habr&#225; memoria para siempre; pues en los d&#237;as venideros ya todo ser&#225; olvidado, y tambi&#233;n morir&#225; el sabio como el necio. 17Aborrec&#237;, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicci&#243;n de esp&#237;ritu.</div><div class="p"> 18Asimismo aborrec&#237; todo mi trabajo que hab&#237;a hecho debajo del sol, el cual tendr&#233; que dejar a otro que vendr&#225; despu&#233;s de m&#237;. 19Y &#191;qui&#233;n sabe si ser&#225; sabio o necio el que se ense&#241;orear&#225; de todo mi trabajo en que yo me afan&#233; y en que ocup&#233; debajo del sol mi sabidur&#237;a? Esto tambi&#233;n es vanidad. 20Volvi&#243;, por tanto, a desesperanzarse mi coraz&#243;n acerca de todo el trabajo en que me afan&#233;, y en que hab&#237;a ocupado debajo del sol mi sabidur&#237;a. 21&#161;Que el hombre trabaje con sabidur&#237;a, y con ciencia y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabaj&#243; en ello! Tambi&#233;n es esto vanidad y mal grande. 22Porque &#191;qu&#233; tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su coraz&#243;n, con que se afana debajo del sol? 23Porque todos sus d&#237;as no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su coraz&#243;n no reposa. Esto tambi&#233;n es vanidad.</div><div class="p"> 24No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. Tambi&#233;n he visto que esto es de la mano de Dios. 25Porque &#191;qui&#233;n comer&#225;, y qui&#233;n se cuidar&#225;, mejor que yo? 26Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabidur&#237;a, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. Tambi&#233;n esto es vanidad y aflicci&#243;n de esp&#237;ritu.</div>
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 <div class="book bkECC">
 <div class="chapter ch3" data-usfm="ECC.3">
 <div class="label">3</div><div class="s">Todo tiene su tiempo</div><div class="p"> 1Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 4tiempo de llorar, y tiempo de re&#237;r; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 5tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; 6tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 7tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; 8tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. 9&#191;Qu&#233; provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?</div><div class="p"> 10Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en &#233;l. 11Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el coraz&#243;n de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. 12Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; 13y tambi&#233;n que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor. 14He entendido que todo lo que Dios hace ser&#225; perpetuo; sobre aquello no se a&#241;adir&#225;, ni de ello se disminuir&#225;; y lo hace Dios, para que delante de &#233;l teman los hombres. 15Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pas&#243;.</div><div class="s">Injusticias de la vida</div><div class="p"> 16Vi m&#225;s debajo del sol: en lugar del juicio, all&#237; impiedad; y en lugar de la justicia, all&#237; iniquidad. 17Y dije yo en mi coraz&#243;n: Al justo y al imp&#237;o juzgar&#225; Dios; porque all&#237; hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace. 18Dije en mi coraz&#243;n: Es as&#237;, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y para que vean que ellos mismos son semejantes a las bestias. 19Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, as&#237; mueren los otros, y una misma respiraci&#243;n tienen todos; ni tiene m&#225;s el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. 20Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volver&#225; al mismo polvo. 21&#191;Qui&#233;n sabe que el esp&#237;ritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el esp&#237;ritu del animal desciende abajo a la tierra? 22As&#237;, pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque esta es su parte; porque &#191;qui&#233;n lo llevar&#225; para que vea lo que ha de ser despu&#233;s de &#233;l?</div>
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 <div class="book bkECC">
 <div class="chapter ch4" data-usfm="ECC.4">
 <div class="label">4</div><div class="p"> 1Me volv&#237; y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aqu&#237; las l&#225;grimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no hab&#237;a consolador. 2Y alab&#233; yo a los finados, los que ya murieron, m&#225;s que a los vivientes, los que viven todav&#237;a. 3Y tuve por m&#225;s feliz que unos y otros al que no ha sido a&#250;n, que no ha visto las malas obras que debajo del sol se hacen.</div><div class="p"> 4He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su pr&#243;jimo. Tambi&#233;n esto es vanidad y aflicci&#243;n de esp&#237;ritu.</div><div class="p"> 5El necio cruza sus manos y come su misma carne.</div><div class="p"> 6M&#225;s vale un pu&#241;o lleno con descanso, que ambos pu&#241;os llenos con trabajo y aflicci&#243;n de esp&#237;ritu.</div><div class="p"> 7Yo me volv&#237; otra vez, y vi vanidad debajo del sol. 8Est&#225; un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano; pero nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se pregunta: &#191;Para qui&#233;n trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? Tambi&#233;n esto es vanidad, y duro trabajo.</div><div class="p"> 9Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. 10Porque si cayeren, el uno levantar&#225; a su compa&#241;ero; pero &#161;ay del solo! que cuando cayere, no habr&#225; segundo que lo levante. 11Tambi&#233;n si dos durmieren juntos, se calentar&#225;n mutuamente; mas &#191;c&#243;mo se calentar&#225; uno solo? 12Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistir&#225;n; y cord&#243;n de tres dobleces no se rompe pronto.</div><div class="p"> 13Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos; 14porque de la c&#225;rcel sali&#243; para reinar, aunque en su reino naci&#243; pobre. 15Vi a todos los que viven debajo del sol caminando con el muchacho sucesor, que estar&#225; en lugar de aquel. 16No ten&#237;a fin la muchedumbre del pueblo que le segu&#237;a; sin embargo, los que vengan despu&#233;s tampoco estar&#225;n contentos de &#233;l. Y esto es tambi&#233;n vanidad y aflicci&#243;n de esp&#237;ritu.</div>
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 <div class="book bkECC">
 <div class="chapter ch5" data-usfm="ECC.5">
 <div class="label">5</div><div class="s">La insensatez de hacer votos a la ligera</div><div class="p"> 1Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y ac&#233;rcate m&#225;s para o&#237;r que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal. 2No te des prisa con tu boca, ni tu coraz&#243;n se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios est&#225; en el cielo, y t&#250; sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.</div><div class="p"> 3Porque de la mucha ocupaci&#243;n viene el sue&#241;o, y de la multitud de las palabras la voz del necio.</div><div class="p"> 4Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque &#233;l no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. 5Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. 6No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del &#225;ngel, que fue ignorancia. &#191;Por qu&#233; har&#225;s que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?</div><div class="p"> 7Donde abundan los sue&#241;os, tambi&#233;n abundan las vanidades y las muchas palabras; mas t&#250;, teme a Dios.</div><div class="s">La vanidad de la vida</div><div class="p"> 8Si opresi&#243;n de pobres y perversi&#243;n de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de ello; porque sobre el alto vigila otro m&#225;s alto, y uno m&#225;s alto est&#225; sobre ellos. 9Adem&#225;s, el provecho de la tierra es para todos; el rey mismo est&#225; sujeto a los campos.</div><div class="p"> 10El que ama el dinero, no se saciar&#225; de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacar&#225; fruto. Tambi&#233;n esto es vanidad. 11Cuando aumentan los bienes, tambi&#233;n aumentan los que los consumen. &#191;Qu&#233; bien, pues, tendr&#225; su due&#241;o, sino verlos con sus ojos?</div><div class="p"> 12Dulce es el sue&#241;o del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.</div><div class="p"> 13Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus due&#241;os para su mal; 14las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano. 15Como sali&#243; del vientre de su madre, desnudo, as&#237; vuelve, y&#233;ndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano. 16Este tambi&#233;n es un gran mal, que como vino, as&#237; haya de volver. &#191;Y de qu&#233; le aprovech&#243; trabajar en vano? 17Adem&#225;s de esto, todos los d&#237;as de su vida comer&#225; en tinieblas, con mucho af&#225;n y dolor y miseria.</div><div class="p"> 18He aqu&#237;, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los d&#237;as de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte. 19Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da tambi&#233;n facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios. 20Porque no se acordar&#225; mucho de los d&#237;as de su vida; pues Dios le llenar&#225; de alegr&#237;a el coraz&#243;n.</div>
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 <div class="book bkECC">
 <div class="chapter ch6" data-usfm="ECC.6">
 <div class="label">6</div><div class="p"> 1Hay un mal que he visto debajo del cielo, y muy com&#250;n entre los hombres: 2El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extra&#241;os. Esto es vanidad, y mal doloroso. 3Aunque el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos a&#241;os, y los d&#237;as de su edad fueren numerosos; si su alma no se saci&#243; del bien, y tambi&#233;n careci&#243; de sepultura, yo digo que un abortivo es mejor que &#233;l. 4Porque este en vano viene, y a las tinieblas va, y con tinieblas su nombre es cubierto. 5Adem&#225;s, no ha visto el sol, ni lo ha conocido; m&#225;s reposo tiene este que aquel. 6Porque si aquel viviere mil a&#241;os dos veces, sin gustar del bien, &#191;no van todos al mismo lugar?</div><div class="p"> 7Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su deseo no se sacia. 8Porque &#191;qu&#233; m&#225;s tiene el sabio que el necio? &#191;Qu&#233; m&#225;s tiene el pobre que supo caminar entre los vivos? 9M&#225;s vale vista de ojos que deseo que pasa. Y tambi&#233;n esto es vanidad y aflicci&#243;n de esp&#237;ritu.</div><div class="p"> 10Respecto de lo que es, ya ha mucho que tiene nombre, y se sabe que es hombre y que no puede contender con Aquel que es m&#225;s poderoso que &#233;l. 11Ciertamente las muchas palabras multiplican la vanidad. &#191;Qu&#233; m&#225;s tiene el hombre? 12Porque &#191;qui&#233;n sabe cu&#225;l es el bien del hombre en la vida, todos los d&#237;as de la vida de su vanidad, los cuales &#233;l pasa como sombra? Porque &#191;qui&#233;n ense&#241;ar&#225; al hombre qu&#233; ser&#225; despu&#233;s de &#233;l debajo del sol?</div>
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 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch25" data-usfm="ACT.25">
 <div class="label">25</div><div class="s">Pablo apela a C&#233;sar</div><div class="p"> 1Llegado, pues, Festo a la provincia, subi&#243; de Cesarea a Jerusal&#233;n tres d&#237;as despu&#233;s. 2Y los principales sacerdotes y los m&#225;s influyentes de los jud&#237;os se presentaron ante &#233;l contra Pablo, y le rogaron, 3pidiendo contra &#233;l, como gracia, que le hiciese traer a Jerusal&#233;n; preparando ellos una celada para matarle en el camino. 4Pero Festo respondi&#243; que Pablo estaba custodiado en Cesarea, adonde &#233;l mismo partir&#237;a en breve. 5Los que de vosotros puedan, dijo, desciendan conmigo, y si hay alg&#250;n crimen en este hombre, ac&#250;senle.</div><div class="p"> 6Y deteni&#233;ndose entre ellos no m&#225;s de ocho o diez d&#237;as, venido a Cesarea, al siguiente d&#237;a se sent&#243; en el tribunal, y mand&#243; que fuese tra&#237;do Pablo. 7Cuando este lleg&#243;, lo rodearon los jud&#237;os que hab&#237;an venido de Jerusal&#233;n, presentando contra &#233;l muchas y graves acusaciones, las cuales no pod&#237;an probar; 8alegando Pablo en su defensa: Ni contra la ley de los jud&#237;os, ni contra el templo, ni contra C&#233;sar he pecado en nada. 9Pero Festo, queriendo congraciarse con los jud&#237;os, respondiendo a Pablo dijo: &#191;Quieres subir a Jerusal&#233;n, y all&#225; ser juzgado de estas cosas delante de m&#237;? 10Pablo dijo: Ante el tribunal de C&#233;sar estoy, donde debo ser juzgado. A los jud&#237;os no les he hecho ning&#250;n agravio, como t&#250; sabes muy bien. 11Porque si alg&#250;n agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no reh&#250;so morir; pero si nada hay de las cosas de que estos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. A C&#233;sar apelo. 12Entonces Festo, habiendo hablado con el consejo, respondi&#243;: A C&#233;sar has apelado; a C&#233;sar ir&#225;s.</div><div class="s">Pablo ante Agripa y Berenice</div><div class="p"> 13Pasados algunos d&#237;as, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea para saludar a Festo. 14Y como estuvieron all&#237; muchos d&#237;as, Festo expuso al rey la causa de Pablo, diciendo: Un hombre ha sido dejado preso por F&#233;lix, 15respecto al cual, cuando fui a Jerusal&#233;n, se me presentaron los principales sacerdotes y los ancianos de los jud&#237;os, pidiendo condenaci&#243;n contra &#233;l. 16A estos respond&#237; que no es costumbre de los romanos entregar alguno a la muerte antes que el acusado tenga delante a sus acusadores, y pueda defenderse de la acusaci&#243;n. 17As&#237; que, habiendo venido ellos juntos ac&#225;, sin ninguna dilaci&#243;n, al d&#237;a siguiente, sentado en el tribunal, mand&#233; traer al hombre. 18Y estando presentes los acusadores, ning&#250;n cargo presentaron de los que yo sospechaba, 19sino que ten&#237;an contra &#233;l ciertas cuestiones acerca de su religi&#243;n, y de un cierto Jes&#250;s, ya muerto, el que Pablo afirmaba estar vivo. 20Yo, dudando en cuesti&#243;n semejante, le pregunt&#233; si quer&#237;a ir a Jerusal&#233;n y all&#225; ser juzgado de estas cosas. 21Mas como Pablo apel&#243; para que se le reservase para el conocimiento de Augusto, mand&#233; que le custodiasen hasta que le enviara yo a C&#233;sar. 22Entonces Agripa dijo a Festo: Yo tambi&#233;n quisiera o&#237;r a ese hombre. Y &#233;l le dijo: Ma&#241;ana le oir&#225;s.</div><div class="p"> 23Al otro d&#237;a, viniendo Agripa y Berenice con mucha pompa, y entrando en la audiencia con los tribunos y principales hombres de la ciudad, por mandato de Festo fue tra&#237;do Pablo. 24Entonces Festo dijo: Rey Agripa, y todos los varones que est&#225;is aqu&#237; juntos con nosotros, aqu&#237; ten&#233;is a este hombre, respecto del cual toda la multitud de los jud&#237;os me ha demandado en Jerusal&#233;n y aqu&#237;, dando voces que no debe vivir m&#225;s. 25Pero yo, hallando que ninguna cosa digna de muerte ha hecho, y como &#233;l mismo apel&#243; a Augusto, he determinado enviarle a &#233;l. 26Como no tengo cosa cierta que escribir a mi se&#241;or, le he tra&#237;do ante vosotros, y mayormente ante ti, oh rey Agripa, para que despu&#233;s de examinarle, tenga yo qu&#233; escribir. 27Porque me parece fuera de raz&#243;n enviar un preso, y no informar de los cargos que haya en su contra.</div>
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<div class="version vid149 iso6393spa" data-vid="149" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch26" data-usfm="ACT.26">
 <div class="label">26</div><div class="s">Defensa de Pablo ante Agripa</div><div class="p"> 1Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenz&#243; as&#237; su defensa:</div><div class="p"> 2Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los jud&#237;os. 3Mayormente porque t&#250; conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los jud&#237;os; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia.</div><div class="s">Vida anterior de Pablo</div><div class="p"> 4Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pas&#233; en mi naci&#243;n, en Jerusal&#233;n, la conocen todos los jud&#237;os; 5los cuales tambi&#233;n saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la m&#225;s rigurosa secta de nuestra religi&#243;n, viv&#237; fariseo.#Hch. 23.6; Fil. 3.5. 6Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; 7promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de d&#237;a y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los jud&#237;os. 8&#161;Qu&#233;! &#191;Se juzga entre vosotros cosa incre&#237;ble que Dios resucite a los muertos?</div><div class="s">Pablo el perseguidor</div><div class="p"> 9Yo ciertamente hab&#237;a cre&#237;do mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jes&#250;s de Nazaret; 10lo cual tambi&#233;n hice en Jerusal&#233;n. Yo encerr&#233; en c&#225;rceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. 11Y muchas veces, castig&#225;ndolos en todas las sinagogas, los forc&#233; a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los persegu&#237; hasta en las ciudades extranjeras.#Hch. 8.3; 22.4-5.</div><div class="s">Pablo relata su conversi&#243;n</div><div class="r">(Hch. 9.1-19; 22.6-16)</div><div class="p"> 12Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisi&#243;n de los principales sacerdotes, 13cuando a mediod&#237;a, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rode&#243; a m&#237; y a los que iban conmigo. 14Y habiendo ca&#237;do todos nosotros en tierra, o&#237; una voz que me hablaba, y dec&#237;a en lengua hebrea: Saulo, Saulo, &#191;por qu&#233; me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguij&#243;n. 15Yo entonces dije: &#191;Qui&#233;n eres, Se&#241;or? Y el Se&#241;or dijo: Yo soy Jes&#250;s, a quien t&#250; persigues. 16Pero lev&#225;ntate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me aparecer&#233; a ti, 17libr&#225;ndote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te env&#237;o, 18para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satan&#225;s a Dios; para que reciban, por la fe que es en m&#237;, perd&#243;n de pecados y herencia entre los santificados.</div><div class="s">Pablo obedece a la visi&#243;n</div><div class="p"> 19Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visi&#243;n celestial, 20sino que anunci&#233; primeramente a los que est&#225;n en Damasco,#Hch. 9.20. y Jerusal&#233;n,#Hch. 9.28-29. y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. 21Por causa de esto los jud&#237;os, prendi&#233;ndome en el templo, intentaron matarme. 22Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el d&#237;a de hoy, dando testimonio a peque&#241;os y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Mois&#233;s dijeron que hab&#237;an de suceder: 23Que el Cristo hab&#237;a de padecer, y ser el primero de la resurrecci&#243;n de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles.#Is. 42.6; 49.6.</div><div class="s">Pablo insta a Agripa a que crea</div><div class="p"> 24Diciendo &#233;l estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Est&#225;s loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. 25Mas &#233;l dijo: No estoy loco, excelent&#237;simo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. 26Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien tambi&#233;n hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en alg&#250;n rinc&#243;n. 27&#191;Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo s&#233; que crees. 28Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. 29Y Pablo dijo: &#161;Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente t&#250;, sino tambi&#233;n todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!</div><div class="p"> 30Cuando hab&#237;a dicho estas cosas, se levant&#243; el rey, y el gobernador, y Berenice, y los que se hab&#237;an sentado con ellos; 31y cuando se retiraron aparte, hablaban entre s&#237;, diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisi&#243;n ha hecho este hombre. 32Y Agripa dijo a Festo: Pod&#237;a este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a C&#233;sar.</div>
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 <div class="chapter ch27" data-usfm="ACT.27">
 <div class="label">27</div><div class="s">Pablo es enviado a Roma</div><div class="p"> 1Cuando se decidi&#243; que hab&#237;amos de navegar para Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centuri&#243;n llamado Julio, de la compa&#241;&#237;a Augusta. 2Y embarc&#225;ndonos en una nave adramitena que iba a tocar los puertos de Asia, zarpamos, estando con nosotros Aristarco, macedonio de Tesal&#243;nica. 3Al otro d&#237;a llegamos a Sid&#243;n; y Julio, tratando humanamente a Pablo, le permiti&#243; que fuese a los amigos, para ser atendido por ellos. 4Y haci&#233;ndonos a la vela desde all&#237;, navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos eran contrarios. 5Habiendo atravesado el mar frente a Cilicia y Panfilia, arribamos a Mira, ciudad de Licia. 6Y hallando all&#237; el centuri&#243;n una nave alejandrina que zarpaba para Italia, nos embarc&#243; en ella. 7Navegando muchos d&#237;as despacio, y llegando a duras penas frente a Gnido, porque nos imped&#237;a el viento, navegamos a sotavento de Creta, frente a Salm&#243;n. 8Y coste&#225;ndola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea.</div><div class="p"> 9Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegaci&#243;n, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, 10dici&#233;ndoles: Varones, veo que la navegaci&#243;n va a ser con perjuicio y mucha p&#233;rdida, no solo del cargamento y de la nave, sino tambi&#233;n de nuestras personas. 11Pero el centuri&#243;n daba m&#225;s cr&#233;dito al piloto y al patr&#243;n de la nave, que a lo que Pablo dec&#237;a. 12Y siendo inc&#243;modo el puerto para invernar, la mayor&#237;a acord&#243; zarpar tambi&#233;n de all&#237;, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar all&#237;.</div><div class="s">La tempestad en el mar</div><div class="p"> 13Y soplando una brisa del sur, pareci&#233;ndoles que ya ten&#237;an lo que deseaban, levaron anclas e iban costeando Creta. 14Pero no mucho despu&#233;s dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclid&#243;n. 15Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a &#233;l y nos dejamos llevar. 16Y habiendo corrido a sotavento de una peque&#241;a isla llamada Clauda, con dificultad pudimos recoger el esquife. 17Y una vez subido a bordo, usaron de refuerzos para ce&#241;ir la nave; y teniendo temor de dar en la Sirte, arriaron las velas y quedaron a la deriva. 18Pero siendo combatidos por una furiosa tempestad, al siguiente d&#237;a empezaron a alijar, 19y al tercer d&#237;a con nuestras propias manos arrojamos los aparejos de la nave. 20Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos d&#237;as, y acosados por una tempestad no peque&#241;a, ya hab&#237;amos perdido toda esperanza de salvarnos.</div><div class="p"> 21Entonces Pablo, como hac&#237;a ya mucho que no com&#237;amos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Habr&#237;a sido por cierto conveniente, oh varones, haberme o&#237;do, y no zarpar de Creta tan solo para recibir este perjuicio y p&#233;rdida. 22Pero ahora os exhorto a tener buen &#225;nimo, pues no habr&#225; ninguna p&#233;rdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. 23Porque esta noche ha estado conmigo el &#225;ngel del Dios de quien soy y a quien sirvo, 24diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante C&#233;sar; y he aqu&#237;, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. 25Por tanto, oh varones, tened buen &#225;nimo; porque yo conf&#237;o en Dios que ser&#225; as&#237; como se me ha dicho. 26Con todo, es necesario que demos en alguna isla.</div><div class="p"> 27Venida la decimacuarta noche, y siendo llevados a trav&#233;s del mar Adri&#225;tico, a la medianoche los marineros sospecharon que estaban cerca de tierra; 28y echando la sonda, hallaron veinte brazas; y pasando un poco m&#225;s adelante, volviendo a echar la sonda, hallaron quince brazas. 29Y temiendo dar en escollos, echaron cuatro anclas por la popa, y ansiaban que se hiciese de d&#237;a. 30Entonces los marineros procuraron huir de la nave, y echando el esquife al mar, aparentaban como que quer&#237;an largar las anclas de proa. 31Pero Pablo dijo al centuri&#243;n y a los soldados: Si estos no permanecen en la nave, vosotros no pod&#233;is salvaros. 32Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y lo dejaron perderse.</div><div class="p"> 33Cuando comenz&#243; a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el decimocuarto d&#237;a que vel&#225;is y permanec&#233;is en ayunas, sin comer nada. 34Por tanto, os ruego que com&#225;is por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecer&#225;. 35Y habiendo dicho esto, tom&#243; el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y parti&#233;ndolo, comenz&#243; a comer. 36Entonces todos, teniendo ya mejor &#225;nimo, comieron tambi&#233;n. 37Y &#233;ramos todas las personas en la nave doscientas setenta y seis. 38Y ya satisfechos, aligeraron la nave, echando el trigo al mar.</div><div class="s">El naufragio</div><div class="p"> 39Cuando se hizo de d&#237;a, no reconoc&#237;an la tierra, pero ve&#237;an una ensenada que ten&#237;a playa, en la cual acordaron varar, si pudiesen, la nave. 40Cortando, pues, las anclas, las dejaron en el mar, largando tambi&#233;n las amarras del tim&#243;n; e izada al viento la vela de proa, enfilaron hacia la playa. 41Pero dando en un lugar de dos aguas, hicieron encallar la nave; y la proa, hincada, qued&#243; inm&#243;vil, y la popa se abr&#237;a con la violencia del mar. 42Entonces los soldados acordaron matar a los presos, para que ninguno se fugase nadando. 43Pero el centuri&#243;n, queriendo salvar a Pablo, les impidi&#243; este intento, y mand&#243; que los que pudiesen nadar se echasen los primeros, y saliesen a tierra; 44y los dem&#225;s, parte en tablas, parte en cosas de la nave. Y as&#237; aconteci&#243; que todos se salvaron saliendo a tierra.</div>
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 <div class="chapter ch28" data-usfm="ACT.28">
 <div class="label">28</div><div class="s">Pablo en la isla de Malta</div><div class="p"> 1Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. 2Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que ca&#237;a, y del fr&#237;o. 3Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las ech&#243; al fuego; y una v&#237;bora, huyendo del calor, se le prendi&#243; en la mano. 4Cuando los naturales vieron la v&#237;bora colgando de su mano, se dec&#237;an unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. 5Pero &#233;l, sacudiendo la v&#237;bora en el fuego, ning&#250;n da&#241;o padeci&#243;. 6Ellos estaban esperando que &#233;l se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ning&#250;n mal le ven&#237;a, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios.</div><div class="p"> 7En aquellos lugares hab&#237;a propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibi&#243; y hosped&#243; sol&#237;citamente tres d&#237;as. 8Y aconteci&#243; que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disenter&#237;a; y entr&#243; Pablo a verle, y despu&#233;s de haber orado, le impuso las manos, y le san&#243;. 9Hecho esto, tambi&#233;n los otros que en la isla ten&#237;an enfermedades, ven&#237;an, y eran sanados; 10los cuales tambi&#233;n nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.</div><div class="s">Pablo llega a Roma</div><div class="p"> 11Pasados tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que hab&#237;a invernado en la isla, la cual ten&#237;a por ense&#241;a a C&#225;stor y P&#243;lux. 12Y llegados a Siracusa, estuvimos all&#237; tres d&#237;as. 13De all&#237;, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro d&#237;a despu&#233;s, soplando el viento sur, llegamos al segundo d&#237;a a Puteoli, 14donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos qued&#225;semos con ellos siete d&#237;as; y luego fuimos a Roma, 15de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobr&#243; aliento. 16Cuando llegamos a Roma, el centuri&#243;n entreg&#243; los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permiti&#243; vivir aparte, con un soldado que le custodiase.</div><div class="s">Pablo predica en Roma</div><div class="p"> 17Aconteci&#243; que tres d&#237;as despu&#233;s, Pablo convoc&#243; a los principales de los jud&#237;os, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusal&#233;n en manos de los romanos; 18los cuales, habi&#233;ndome examinado, me quer&#237;an soltar, por no haber en m&#237; ninguna causa de muerte. 19Pero oponi&#233;ndose los jud&#237;os, me vi obligado a apelar a C&#233;sar;#Hch. 25.11. no porque tenga de qu&#233; acusar a mi naci&#243;n. 20As&#237; que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena. 21Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado alg&#250;n mal de ti. 22Pero querr&#237;amos o&#237;r de ti lo que piensas; porque de esta secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella.</div><div class="p"> 23Y habi&#233;ndole se&#241;alado un d&#237;a, vinieron a &#233;l muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la ma&#241;ana hasta la tarde, persuadi&#233;ndoles acerca de Jes&#250;s, tanto por la ley de Mois&#233;s como por los profetas. 24Y algunos asent&#237;an a lo que se dec&#237;a, pero otros no cre&#237;an. 25Y como no estuviesen de acuerdo entre s&#237;, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habl&#243; el Esp&#237;ritu Santo por medio del profeta Isa&#237;as a nuestros padres, diciendo:</div><div class="q"> 26Ve a este pueblo, y diles:</div><div class="q">De o&#237;do oir&#233;is, y no entender&#233;is;</div><div class="q">Y viendo ver&#233;is, y no percibir&#233;is;</div><div class="q"> 27Porque el coraz&#243;n de este pueblo se ha engrosado,</div><div class="q">Y con los o&#237;dos oyeron pesadamente,</div><div class="q">Y sus ojos han cerrado,</div><div class="q">Para que no vean con los ojos,</div><div class="q">Y oigan con los o&#237;dos,</div><div class="q">Y entiendan de coraz&#243;n,</div><div class="q">Y se conviertan,</div><div class="q">Y yo los sane.#Is. 6.9-10.</div><div class="m"> 28Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvaci&#243;n de Dios; y ellos oir&#225;n. 29Y cuando hubo dicho esto, los jud&#237;os se fueron, teniendo gran discusi&#243;n entre s&#237;.</div><div class="p"> 30Y Pablo permaneci&#243; dos a&#241;os enteros en una casa alquilada, y recib&#237;a a todos los que a &#233;l ven&#237;an, 31predicando el reino de Dios y ense&#241;ando acerca del Se&#241;or Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.</div>
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