Salmo 27: Una Declaración De Confianza Basada en La ExperienciaMuestra

Beneficios de la búsqueda de Dios

Este salmo es una narración sublime de la búsqueda apasionada de Dios por David: Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; ten misericordia de mí, y respóndeme. Mi corazón ha dicho de ti: buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová; no escondas tu rostro de mí (Salmo 27:7-9).

El Salmo 27 resalta la importancia de la búsqueda continua de Dios y el mantenimiento de una relación con Él. Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo (Salmo 27:4). El resultado de esta búsqueda incesante de Dios genera como resultado el experimentar a Dios como protector y sustentador. Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto. Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; cantaré y entonaré alabanzas a Jehová (Salmo 27:5-6). A la vez que recrearse en su presencia: “…contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo”.

David no solo está desesperado por la derrota de su enemigo, está desesperado por la presencia de Dios (Salmo 27:4 a). La perspectiva más aterradora para David no es perder una ventaja militar estratégica, sino perder de vista el rostro del Señor (Salmo 27:9). Así que David le pide a Dios que le enseñe a permanecer en su presencia y a obedecer sus palabras (Salmo 27:11).

Una oración de fe pidiendo guía

“Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud…” (Salmo 27:11).

David no quería vivir a su manera, sino en el camino del Señor. Pero David reconoce su incapacidad para guiarse por sí mismo en el proceso de búsqueda de Dios, sobre todo en medio de circunstancias inciertas y peligrosas.

Dos propósitos enfatizan los verbos aquí descritos: enseñar y guiar. Se complementan y apuntan hacia el conocimiento y la guianza. Para el creyente, es preferible que Dios tome las riendas de su vida, y es obvio que esto es lo que desea el salmista. Entiende que su conocimiento es limitado y su voluntad débil, por lo que necesita apoyarse en la sabiduría y la fortaleza de Dios.

La necesidad de ser guiado

David concluye este salmo reconociendo la necesidad de ser guiado en este proceso de búsqueda por Dios y de toma de decisiones. David se reconoce incompetente para lidiar con los retos de la vida: enemigos, peligros, etc., y expresa su convicción en la esperanza que representa Dios para él: Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos…Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová (Salmo 27:11-14).

Buscando el rostro de Dios

El rostro de Dios, su carácter santo, a menudo es oscurecido por nuestra condición humana y deseos carnales. Por eso el Señor nos insta a buscar su rostro continuamente. Y David es consciente de esa tendencia humana a desviarse de Dios. Pero sabe también que Dios desea ser nuestro continuo compañero en cada experiencia de la vida.

Dios quiere que lo conozcamos a fondo. Si nos acercamos a Él, Dios se acercará a nosotros: "Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones" (Santiago 4:8).

Ahora, se necesita intimidad y comunión con Dios para mirar atentamente su rostro. Buscar el rostro de Dios equivale a desarrollar una relación íntima con Él: "Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas, para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán" (Salmo 63:1-3).

Hay dos beneficios importantes que David reconoce de buscar a Dios y apoyarse en Él.

• Sobre una roca me pondrá en alto. David creía que una vida invertida buscando a Dios le permitiría experimentar una medida de seguridad y protección, incluso en la presencia de enemigos que me rodean.
• Levantará mi cabeza. Al vivir con la esperanza puesta en Dios, Él infundirá aliento a su corazón, y alejará el miedo y la vergüenza.

El salmista pide el favor de Jehová; la continuidad de su presencia con Él; el beneficio de la guía y protección divina.