Oración detenida

¿Alguna vez has pensado que la oración es como un edificio en construcción?… Piensa en lo siguiente: la oración en nuestra vida es como un ladrillo, tanto el primero como el último es igual de importante. Las bases sólidas son el conjunto de ladrillos que conforman un muro de contención; de la misma forma se construye el muro de nuestra Fe. Entonces, si los ladrillos son importantes para sostener un edificio, la oración es igual de importante para sostener mi vida espiritual; sólo podre permanecer cuando haga de este un hábito diario. Permanecer en oración te hará conocer a Cristo.

Mirándolo desde la perspectiva natural: la oración es una disciplina. Así que, aquel que no ora, no conoce a Cristo ni le ha sido revelada la verdad. Y, ¿cómo conocer esta verdad?: Por medio de la Biblia que es nuestra fuente inagotable de sabiduría y la respuesta a cada interrogante que tienes, porque la Biblia es el propio Cristo.

El poder de la oración es tan sobrenatural, que una iglesia sin oración es un cielo detenido. Imagínate un cielo detenido, sería muy extraño ¿verdad? El cielo se detiene cuando te ocupas más de las cosas transitorias que de las cosas eternas. Quiero que te detengas por un momento ¿hasta aquí tienes respuestas?...

Querido amigo y amiga que hoy lees este devocional, sin duda alguna tenemos un gran desafío que es: ¡Escuchar la voz de Dios para así hacer de la vida una oración, no un paño de lágrimas!.

Sin oración no hay voz que se escuche, no hay milagros que se perciban, no hay unción que se note, no hay hombre que crea a Dios. No me digas que quieres milagros si no sacas 5 minutos para tener un tiempo de oración. Y dirás: Pastor, pero ni siquiera sé cómo comenzar, ni cómo terminar, ni mucho menos cómo agradecer. Esta bien, lo haremos juntos:

Repite esta oración que vas a encontrar a continuación y sobre ella establece tu propia oración:

» Ustedes deben orar así: »“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”. (Mateo 6:9-13)

¡Para darle cierre al devocional de hoy, te propongo un reto: vas a callar las voces que no son audibles… deja que el Espíritu opere!. Ten presente que esas voces quieren reemplazar la única voz, así que deseo ser más puntual: toma papel y lápiz para que anotes este código que voy a darte:

¡La voz de Dios está reflejada en la Biblia! Esa es la voz de Dios, ahí está audible, comprueba su poder!