Cómo sanar el trauma de guerraEjemplo

¿Dónde estaba Dios?

Cuando una persona experimenta un evento horrible, cuando el mal parece triunfar, los inocentes son dañados o un incidente inesperado causa destrucción y muerte, es natural preguntarse: «¿Dónde estaba Dios? ¿Por qué no impidió esto?». Esta es una respuesta normal ante la tragedia. Si alguna vez te has hecho esta pregunta, no eres el único.

«¿Dónde estaba Dios cuando me dispararon?», «¿dónde estaba cuando el Artefacto Explosivo Improvisado (IED) volcó nuestro Humvee, matando a mis mejores amigos?», «¿Él se ausentó?, ¿Es un desertor?». Puede que hayas sentido eso, pero Él estaba justo allí contigo, llorando por tus amigos muertos, tal como lloró en la tumba de su amigo Lázaro (Juan 11:30-36). Aunque habrá un día en que Jesús eliminará todo mal, muerte y tragedia, no dudes que mientras tanto, Él está caminando a tu lado, sufriendo por el dolor que estás viviendo. Él no está distante ni desinteresado. Está más presente de lo que puedes imaginar.

Aunque la tragedia ocurrió, Él te ha protegido de muchas otras maneras. Puede que estés consciente de las balas y fragmentos de metralla, tanto literal como metafóricamente, que hirieron tu cuerpo y mente, pero ¿sabes cuántos más desvió Él para mantenerte con vida? Una cosa es segura: si perteneces a Dios, nunca has estado fuera de su cuidado y protección soberana. Es posible que no sepas todas las cosas de las que Dios te ha protegido de este lado del cielo. Él siempre está contigo, orquestando cuidadosamente el caos de la vida, el combate y todo lo demás para mantenerte vivo y recibir dicha gloria.

Dios tiene y siempre ha tenido el control, pero no está controlando. Todos conocemos a «fanáticos del control» que parecen invertir en tu vida, pero que en realidad no se preocupan por ti, sino que solo quieren controlarte. Dios es lo opuesto a un obsesivo controlador. Su control no consiste en obligarte a hacer algo. Él te ama y quiere tu amor a cambio; sin ataduras. Su amor puede comenzar a sanar las heridas del trauma que has experimentado. Es posible que te hayas preguntado: «¿Dónde estaba Dios?». La respuesta es que Él siempre estuvo ahí; amándote.

Pensamiento del día: A través de los momentos más oscuros del combate y los dolores más profundos de mi vida, Dios siempre ha estado conmigo, amándome, protegiéndome y guiándome a través de todo.