Corazón De Migrante, Corazón De CristoMuestra

Día 1: Jesús, el migrante de los cielos
¿Cuál es la mayor pérdida de un inmigrante? Algunos dirían la seguridad del hogar, otros la familia y amigos, la estabilidad económica, o incluso su cultura e idioma. ¿Pero qué sucede cuando la migración no es voluntaria? Las pérdidas se magnifican.
Con aproximadamente 281 millones de migrantes internacionales en el mundo, y 117 millones desplazados por conflictos y violencia, la migración es una realidad apremiante*.
No es un fenómeno nuevo. Desde el principio, la humanidad ha migrado, voluntaria o involuntariamente. La Biblia está llena de ejemplos: Adán y Eva expulsados del Edén, Caín como forastero, Noé y su familia, los constructores de la Torre de Babel, y muchos más.
Cada uno experimentó la tristeza de dejar su tierra, mezclada con la emoción de lo nuevo. Pero ninguno de estos ejemplos se compara con la migración de Jesús. Juan 1:1 nos dice:
"En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios."
Juan declara la divinidad de Jesús, su preexistencia con Dios. Luego, Juan 1:14 nos revela algo aún más sorprendente:
"Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y contemplamos su gloria, la gloria que corresponde al Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad."
Dios mismo migró a la Tierra, se hizo hombre y vivió entre nosotros. Pero a pesar de ser Dios encarnado, lleno de gracia y verdad, fue rechazado: "Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron" (Juan 1:11).
Jesús, como inmigrante, entiende las pérdidas de todos los migrantes. Conoce el desarraigo, la soledad y el rechazo.
Jesús, siendo Dios, se humilló y se hizo hombre, (Filipenses 2:8) un acto de 'migración' que forma parte del plan de salvación. Y como consecuencia de esto, estamos llamados a ser agentes de reconciliación, derribando los muros de separación a través del Evangelio.
En esta nueva familia ya no hay locales y extranjeros, ni poderosos y marginados. Todos somos parte de la comunidad peregrina! Caminamos juntos hacia nuestra verdadera ciudad (Filipenses 3:20).
¿Cómo podemos ser hospitalarios y acoger a los migrantes?
- Da la bienvenida a los migrantes recién llegados a tu comunidad.
- Ofréceles ayuda práctica, como asistencia con el idioma, transporte o información sobre recursos locales.
- Invítalos a participar en eventos comunitarios y actividades sociales.
- Muestra empatía y comprensión hacia sus experiencias y desafíos.
Oremos por los migrantes:
Señor Jesús, acudimos a ti, nuestro Sumo Sacerdote, que comprende nuestras necesidades porque te hiciste hombre. Oramos por nuestros hermanos migrantes. Que tu presencia sea su hogar seguro, que sientan tu aceptación y recuperen su honra.
Te pedimos que tu iglesia sea un hogar para los débiles y extranjeros. Que nosotros, peregrinos en esta tierra, acojamos con amor y servicio a los migrantes en nuestras comunidades.
En el nombre de Jesús, amén.
*Según informe del 2024 de la OIM Organización Internacional de Migrantes
Acerca de este Plan

Corazón de Migrante, Corazón de Cristo, te invita a un viaje de tres días, explorando la migración desde la perspectiva de Jesús y la nuestra. Descubre cómo Cristo entiende tus desafíos, encuentra esperanza en su ejemplo y aprende a vivir como peregrino en la tierra. Abre tu corazón a la compasión y únete a la misión de acoger a los migrantes con el amor de Jesús.
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Nos gustaría agradecer a TRUE INFLUENCERS por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: conectarglobal.org
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