Prioridades Del ReinoMuestra

EL PERDÓN ES LA PRIORIDAD DE LA CURACIÓN

IDEAS BÁSICAS

• Cuatro hombres llevaron a su amigo, que estaba débil, a Jesús para que lo curara. Jesús se ocupa primero de su pecado.

• La prioridad de Jesús es siempre el alma humana, que sigue siendo eterna. La curación física puede acompañar a la espiritual, pero no es necesariamente necesario.

• La fe y el amor de quienes llevaron al débil ante Jesús desempeñaron un papel importante en su perdón y curación.

Este lisiado y sus amigos estaban convencidos de que su problema prioritario era físico, la impotencia física de este enfermo. Jesús, conociendo su corazón, sabe que su problema prioritario es su enfermedad física, es decir, la enfermedad espiritual provocada por el pecado. Como en el Reino de Dios la salud espiritual tiene prioridad sobre la salud física, Jesús da prioridad al pecado de este hombre, ofreciéndole el perdón por ello. Nuestro cuerpo físico es temporal, mientras que el alma es eterna. Si sólo fuera liberado de una impotencia corporal, al cabo de cierto número de años moriría en su pecado, y el alma acabaría en el Infierno. Recibiendo, sin embargo, en primer lugar el perdón de sus pecados, su alma quedaba liberada y curada de la enfermedad espiritual, y aunque muriera débil, se salvaría. ¿De qué sirve estar toda la vida “cañón de salud” y tenerlo todo, pero al final de la vida, el alma acaba en el Infierno, donde hay tormento y dolor eterno?... Sin la ayuda de los cuatro amigos que lo llevaron a Jesús, el enclenque tenía pocas posibilidades de perdón y curación. La ayuda de los que le rodeaban fue necesaria para llevarlo a la presencia de Jesús, después de lo cual Él supo cómo tratar al hombre para que, cuando se fuera, se fuera perdonado y transformado. Desgraciadamente, hay muchos, incluso entre los cristianos, que cambian sus hábitos y buscan la ayuda de otros para las intervenciones terrenas, pero las espirituales siempre se ocultan y se posponen, al menos que a menudo, las enfermedades y sufrimientos corporales se deban a una enfermedad espiritual.
Este hecho debería animarnos a llevar a Jesús a quienes tienen enfermedades espirituales, aunque a veces ni siquiera sean conscientes de ello.