¿Cómo Apropiarse De La Justicia De Dios?Muestra

La fe que salva no es un mero asentimiento mental o emocional
Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación (Romanos 10:9-10).
“La fe es una confianza firme y eficaz y no sólo una simple noción” (Juan Calvino).
“… y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”. El énfasis de Pablo está en el creer con el corazón, lo que expresa que la fe salvadora no es simplemente conocer la verdad acerca de Jesús o creer los hechos acerca de su vida, aunque estas cosas son necesarias. La fe salvadora también requiere confianza personal en Jesús para la salvación, la creencia de que su obra y sus promesas se aplican específicamente a nosotros.
No se trata de creer en una doctrina. La fe que salva es aquella que pone por un acto de la voluntad su confianza en Cristo, a quien se rinde en su soberanía y señorío, para ser gobernado por Él. La fe verdadera se expresa en dependencia y confianza que deviene en obediencia y sometimiento a la voluntad de Dios, y que se expresa en una confesión positiva del Señorío de Cristo.
Pablo, en Romanos 10, no estaba haciendo hincapié en que todo lo que tenemos que hacer para ser salvos es hacer la confesión correcta y tener la creencia correcta. Creer y confesar no es una alternativa a la conducta que practica la justicia.
Ahora, esa fe debe ser una fe sincera y genuina – una entrega de nuestra vida a Cristo Jesús-, no un mero asentimiento mental o emocional; un simple acuerdo intelectual con los hechos de la cruz y la resurrección no es suficiente. Necesitamos creer en el corazón; y aún esa creencia no es suficiente si no se acompaña con acción: confesares con tu boca. “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.
Spurgeon lo expresa en forma elocuente: “Creemos todo lo que el Señor Jesús ha enseñado, pero debemos ir un paso más y confiar en él. Ni siquiera es suficiente confiar en él, como el Hijo de Dios y el ungido del Señor; pero debemos creer en él… La fe que salva no es la de creer en ciertas verdades, ni siquiera creer que Jesús es un Salvador; pero es confiar en él, depender de él, yacer con todo tu peso en Cristo como el fundamento de tú esperanza. Cree que él te puede salvar; cree que él te va a salvar; de todos modos, deja todo el asunto de tú salvación con él con confianza y sin reservas. Depende de él sin temor de tú salvación presente y eterna. Ésta es la fe que salva el alma”.
Un simple acuerdo intelectual con los hechos de la cruz y la resurrección no es suficiente. Debes de creer en tú corazón: creyeres en tu corazón; y aún esa creencia no es suficiente si no se acompaña con acción: confesares con tú boca.
Puntos clave:
- La fe es una confianza firme y eficaz y no sólo una simple noción (mero asentimiento emocional o intelectual).
- La fe que salva es aquella que pone por un acto de la voluntad su confianza en Cristo, a quien se rinde en su soberanía y señorío, para ser gobernado por Él.
Escritura
Acerca de este Plan

¿Cómo se obtiene la justicia de Dios? A través de la fe en Cristo Jesús; no por obras. Romanos 10 contrasta la justicia basada en la ley con la justicia que viene a través de la fe en Cristo. Y argumenta que Cristo es la culminación de la ley para que haya justicia para todos los que creen en Él.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: vidaefectiva.com
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