Ha Resucitado Para TransformarnosMuestra

El Nuevo Pacto

El jueves se llevó a cabo uno de los eventos más simbólicos e importantes como lo es la última cena de Pascua que Jesús compartió con sus discípulos.

Jesús mismo ya había hecho contactos estratégicos para facilitar el cumplimiento de las actividades. Por lo tanto, envió a los doce a que prepararan la cena y los elementos dándoles detalles exactos, como; por ejemplo, el hombre cargando un cántaro de agua (el cántaro generalmente lo usaban las mujeres), a quién tendrían que preguntar ¿dónde está el aposento dónde el Maestro habrá de comer la Pascua? Entonces dicho hombre les mostró un amplio aposento que ya estaba dispuesto.

Al llegar la noche, Jesús y los doce llegaron ahí, y celebraron la Pascua. Por lo tanto, mientras comían, Jesús le dio otro sentido a la cena pascual, estableciendo la celebración de la Cena del Señor. Para ello usó dos elementos comunes en la Pascua. Por un lado, el pan y el vino. Por el otro, era el cordero pascual, símbolo del mismo Jesucristo, el Cordero de Dios.

En tal sentido, Jesús tomó el pan y bendijo y lo partió diciendo “esto es mi cuerpo”. A continuación, tomó la copa y después de dar gracias, les dio y bebieron. Después dijo, esta es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. Los discípulos recordaron la promesa profética de Jeremías 31:31 acerca de un nuevo pacto con Israel, que sería espiritual (escrito en su mente y corazón). Éste pacto ya no demandaría sacrificio de animales, sino que habría un solo sacrificio del cordero de Dios sin pecado y éste sería más que suficiente para proveer de salvación a los judíos y a los gentiles.

Cuándo participamos de la celebración de la Cena del Señor, ¿qué representa para nosotros? ¿Es sólo un ritual o podemos percibir la gracia del Nuevo Pacto de Dios con cada persona?

Es importante sentirnos parte de los convidados a la Cena del Señor, no te quedes fuera.