Descansando Como JesúsMuestra

El descanso es la preparación para una efectividad duradera y no el premio después del agotamiento.

«No tengo tiempo para descansar» es el mantra no oficial de nuestra cultura. Pero, curiosamente, el ministerio de Jesús estuvo marcado por una actividad tan intensa que a veces «ni tenían tiempo para comer». Sin embargo, en este momento de demanda máxima, Jesús hace algo revolucionario: ordena a sus discípulos que se retiren para descansar.

Este no fue un consejo casual sino un imperativo: «Venid... y descansad» (deute... anapausasthe), ambos verbos están en modo imperativo en el griego original. Esto significa que Jesús consideraba el descanso tan importante como la predicación, la sanidad o cualquier otro aspecto del ministerio. Por lo tanto, este no era opcional, era obligatorio.

Lo fascinante es el contexto: los discípulos acababan de regresar de su primera misión, llenos de entusiasmo por lo que habían logrado. Pero el momento de mayor éxito fue cuando Jesús los llamó a parar, pues Él entendía que el agotamiento acecha cuando estamos en racha o cuando la adrenalina del logro nos hace creer que podemos seguir de manera indefinida.

Observa también que Jesús los invita a un «lugar desierto» (eremon topon), un espacio desolado, libre de distracciones y demandas. En nuestro mundo hiperconectado, este tipo de retiro deliberado es más contracultural que nunca, pues no se trataba solo de parar, sino de apartarse por completo.

Dios, en su perfecta sabiduría, diseñó nuestros cuerpos y mentes para funcionar con ritmos de actividad y descanso. Incluso Él mismo «descansó» el séptimo día, no por fatiga, sino para establecer un patrón fundamental para toda la creación. Por lo tanto, recuerda que el descanso no es una concesión a la debilidad humana, sino que en realidad es un principio divino de funcionamiento óptimo.

Por otro lado, la palabra griega para «descansad» (anapausasthe) combina «ana» (nuevamente) con «pauo» (cesar), lo que significa no solo parar, sino renovarse para comenzar de nuevo. Por lo que el verdadero descanso no es la ausencia de actividad, sino que es la restauración activa de nuestro ser para una mayor efectividad futura.

• Aprende: Evalúa con honestidad tu ritmo actual. ¿Operas a un nivel insostenible? ¿Cuándo fue la última vez que te apartaste para descansar? ¿Qué señales de agotamiento sueles ignorar?
• Vive: Hoy, programa en tu calendario un tiempo específico (idealmente medio día o más) para un retiro durante las próximas dos semanas. Trátalo como una cita inamovible, tan importante como cualquier compromiso profesional.
• Lidera: Inicia una conversación con tu familia o equipo sobre la importancia del descanso intencional. Modela la priorización del descanso y anima a otros a hacer lo mismo.

Oración
Señor Jesús, gracias por tu ejemplo de descanso intencional. Ayúdame a reconocer mis límites y a honrar el ritmo divino que estableciste. Dame sabiduría para apartarme y renovarme. Amén.