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Libérame del odio a mí mismo: Pródigo
Es muy triste que no se pueda cambiar el pasado. Incluso el gran san Pablo tenía recuerdos permanentes y dolorosos de cosas violentas e incrédulas que había hecho cuando era joven. En verdad, yo me avergüenzo del tiempo y el dinero que gasté en cosas estúpidas en mi juventud.
Por eso nos identificamos con la parábola de Jesús sobre el hijo pródigo: “el hijo menor se fue lejos a una provincia apartada, y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente” (Lucas 15:13). Conocemos ese sentimiento. La vergüenza persiste durante mucho tiempo después de lo que hemos hecho. Los recuerdos vergonzosos de recursos malgastados contribuyen poderosamente a los sentimientos de odio hacia uno mismo.
Pero también es una gran cosa que no se pueda cambiar el pasado. La triunfal muerte y resurrección de Jesús no se pueden cambiar. El veredicto que Dios nos anuncia de “no culpable”, no se puede cambiar. Y eso significa que el amor del padre por sus a veces perdidos y porfiados hijos está siempre presente. ¡Lleve su anillo! ¡Cene con su becerro gordo!
El evangelio nos dice, con gran ternura y sinceridad, que Dios está más interesado en la construcción de nuestro futuro que en golpearnos por nuestro pasado. Los fracasos y los derroches pasados ya han sido gratuitamente perdonados. Oiga, mire por el parabrisas, no por el espejo retrovisor.
Escrituras
Acerca de este Plan
La Palabra de Dios tiene respuestas a los temas que nos preocupan y no ayuda a liberarnos de los enredos y cargas que hacen tan dura nuestra vida. Este plan de lecturas le ayudará a usted a entrar, apreciar, y usar, el poder y la sabiduría que Dios ha puesto en su Palabra.
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Nos gustaría agradecer al Ministerio Tiempo de Gracia por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://timeofgrace.org/espanol