Héroes: Devociones de Tiempo de GraciaMuestra

Valentía: Nicodemo Nicodemo debió trabajar mucho tiempo y muy duro para alcanzar su posición en la élite de la sociedad judía. Era miembro de la secta de los fariseos, un exclusivo club de triunfadores religiosos que también habían prosperado económicamente; pensaban que la riqueza personal era una “prueba” necesaria del favor de Dios. La membresía no era hereditaria, había que ganarse la entrada. Aún mejor, Nicodemo era miembro del Consejo Supremo, el Sanedrín. Nicodemo se dio cuenta de que las palabras y las enseñanzas de Jesús tenían el carácter de veracidad que le había faltado a él toda su vida. Su primera conversación con Jesús tuvo que ser clandestina para no perder su posición en el registro social. Es probable que haya observado en silencio lo que ocurrió en la noche del “juicio” de Jesús, cuando el orgulloso Consejo se convirtió en nada más que un espectáculo, en una farsa de juicio, que pasó horas sobornando testigos para respaldar un veredicto predeterminado. Pero luego dijo: "Basta", y decidió presentarse como seguidor de Jesús. “Después de esto, José, el de Arimatea, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. José era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a las autoridades judías. Pilato le dio permiso, y José fue y se llevó el cuerpo. También Nicodemo, el que una noche fue a hablar con Jesús, llegó con unos treinta kilos de un perfume, mezcla de mirra y áloe” (Juan 19:38,39). La mirra se compraba y se vendía normalmente en frascos pequeños; treinta kilos valían el rescate de un rey. Aunque Jesús había sido ejecutado como un criminal, Nicodemo quería que fuera sepultado como un rey. Nicodemo es uno de mis héroes, me recuerda a aquellos cuya aprobación necesito más. ¿Qué le impide a usted ser más públicamente leal a Jesús?