La Economía Del ReinoSample

LA JUSTICIA

Si tenemos que hacer una valoración moral del mundo actual, con una sola palabra, no encontramos otra más apropiada y determinante que: INJUSTO.

Santiago 5:1-2: “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.”

No es justo que algunas religiones pretendan ser mensajeras de la compasión de Dios y hayan acumulado riquezas más que suficientes para hacer desaparecer la miseria del planeta.

Sólo hay un texto bíblico que nos dice cuál es la verdadera religión:

Santiago 1:27: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.”

La llave de oro de todas las provisiones necesarias: Mateo 6:33

Buscar el reino de Dios y su justicia ha de ser la prioridad fundamental de nuestra vida terrenal, como hijos de Dios y ciudadanos de su reino, inconmovible y eterno.

Los bienes son como habas contadas y es fundamental distribuirlos conforme a tres criterios de justicia:

· Primeramente hay que dar a cada uno según su necesidad

· La segunda regla de la justicia distributiva es: Repartir a cada uno según su fidelidad. Mateo 25:21

· La tercera norma pragmática de la justicia distributiva, consiste en dar a cada uno según su capacidad.

La justicia no se consigue por la aplicación estricta de ninguna ley, sino por la fe que obra por el amor. Es a través de la misericordia, de la compasión, que podemos hacer justicia verdadera. Proverbios 22:9

No hay dicha mayor que dar y lo mejor que podemos entregar es nuestra propia vida: darnos por los demás, como Cristo se dio por nosotros.

Con la llave de oro de la Justicia abrimos la puerta del valle de la fertilidad (Nehemías 2:13-15) y tomamos autoridad sobre la puerta del Dragón, taponando sus fauces, cerrando sus puertas. Abriendo, en cambio, las compuertas de los torrentes de aguas vivas, del río limpio y resplandeciente como el cristal, (Apocalipsis 22:1), que salen del trono de Dios y del Cordero, para regar el huerto del Señor, que somos su iglesia, su familia, su nación santa, sobreabundando en toda clase de frutos.

Miguel Díez