Esenciales Para Caminar Con Dios en El Nuevo AñoSample
Señor, enséñame a orar.
“Por lo cual Él también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos”. (Heb. 7:25)
No sé tú pero yo me he preguntado en varias oportunidades ¿qué fue lo que transformó a los adormecidos y vacilantes discípulos de Jesús, en un ejército espiritual y poderoso después de la ascensión de Jesucristo a los cielos?, ¿dónde encontraron la fuerza necesaria para transformar las dificultades en oportunidades?, ¿cómo fueron capaces de tomar decisiones claras y agudas en medio de tanta adversidad, apuros y enemigos? Sin duda alguna tuvo que haber sido la oración.
La oración de los discípulos liberó el poder de Dios por encima de sus limitaciones, los seguidores de Jesucristo lograron contemplar la gloria de Dios, ofrecerle culto y rendirse en completa adoración en medio de la persecución.
Jesús mismo afirmó que la marca distintiva de los elegidos de Dios es que “Claman, oran a Él de día y de noche”. Por tanto, la oración debe ser para los seguidores de Jesucristo la disciplina más esencial junto con la meditación de las Escrituras en nuestro caminar con Dios (Lc.18:7).
La oración es mucho más que un espacio para presentarle a Dios nuestras peticiones, la oración es un encuentro divino donde rendimos nuestro ego a Dios y reconocemos nuestra condición finita, frente a la eternidad de Dios (Sal.103:15-17).
La oración no debería verse como una obligación o rutina cristiana, sino más bien como una disciplina espiritual que al ejercitarse de forma continua, con el tiempo se convierte en un deleite, pues nos conecta de forma sobrenatural con la presencia y las promesas de Dios.
Para mí, lo más sublime de la oración es que me permite conectarme, presentarme de manera espiritual ante mi Salvador y Sumo Sacerdote, Jesucristo El Señor, con plena confianza y confesarle mis pecados y presentarle mis más profundas necesidades (Heb.10:19-22).
También he descubierto que la oración mueve el centro de mi corazón y deseos hacia las prioridades de Dios, y me lleva a la fuente inagotable de la gracia para recibir provisión divina.
La oración me permite apreciar a las personas de un modo distinto, algo de Dios opera en mi corazón cuando intercedo por las necesidades o peticiones de otras personas, pasa lo mismo cuando oro por mis adversarios o enemigos, Dios obra primero en mi corazón y los resultados se los dejo a Él. (Zac.4:6).
El deseo de orar no es algo que nazca de forma natural en nuestro corazón, por tanto, la oración más sincera que puedes hacerle al Señor es que ponga en ti, tanto el querer como el hacer, para apartar tiempos a solas con Dios, las Escrituras y la oración. Solo Dios puede transformar la disciplina en un deleite…bastará con que le digas de manera sincera “Señor, enséñame a orar” (Fil.2:13).
De seguro te animará saber que en este mismo instante Jesucristo ora e intercede por ti frente a cualquier acusación y ataque de Satanás en tu contra. Esto es un gran estímulo para desear orar a Dios en todo tiempo.
Recuerda, cuando ores que tus palabras, pensamientos y afectos para Dios sean muchos, pero sobre todo que salgan de las profundidades de tu corazón.
Queremos darte las gracias querido lector, por completar este plan devocional. Oramos por ti y nuestro deseo de corazón es que haya sido de bendición para tu vida.
Para continuar creciendo en tu vida espiritual, te recordamos conectar con nosotros y acceder a nuestros recursos sin costo alguno, haciendo clic aquí
Con amor en Cristo,
Ps.Juan Carlos Calle y Equipo Conectar Global.
About this Plan
A medida que nos acercamos al nuevo año y despedimos con gratitud el año que termina, por lo general hacemos un balance para evaluar el año; consideramos si aprovechamos al máximo el tiempo, los talentos, los dones, las relaciones y los recursos que Dios nos dio. Valoramos el milagro de haber contado con 365 días para amar a Dios, conocerle más y servirle
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