Redescubriendo a JesúsSample
Leemos en Mateo Cap.22, versículo 36: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?”
Cuánto me amo, para amar.
Queridos, las Escrituras nos dicen que cierto día, Jesús estaba enseñando en la sinagoga cuando un grupo de religiosos le preguntaron: ¿Cuál es el más grande de los mandamientos?La pregunta era una trampa en sí misma. Ya vimos que para la época de Jesús había 613 leyes.Estas leyes estaban presupuestas a proteger a las personas para que no quebrantaran los 10 Mandamientos.Pero muchos estaban tan obsesionados con las leyes, que perdieron de vista las enseñanzas centrales de las escrituras y el corazón del mensaje de Dios.
Sin embargo, como ya vimos anteriormente, Jesús pasa por alto la complejidad, con la claridad, el poder y el genio de la sencillez.Y resume de forma perfecta el evangelio.Él respondió lo siguiente a los fariseos que intentaban ponerlo a prueba: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente”.Este es el primero y el más importante de los mandamientos.El segundo se parece a este: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.(Mateo 22:34-40)
Si observas con atención, en 40 palabras, algunas más, algunas menos, de acuerdo con la versión de la Biblia que estás usando Jesús nos resumió o sintetizó toda la ley y los profetas.Lo cierto es que en tan pocas palabras Jesús nos da Su evangelio.Nos da un pequeño examen de conciencia.
En otras palabras, Jesús nos dice que, si verdaderamente queremos evaluar nuestra vida en términos eternos, debemos hacerlo a la luz de Su evangelio.
Pero tal vez lo que es más radical aquí, es también lo que con frecuencia pasamos inadvertido y también puede ser uno de los aspectos más duros para vivir en la fe cristiana.Verás, en muy pocas líneas Jesús nos desafía a amar de la forma que El ama.Pues no hay nada más radical en la vida que amar como Jesús ama, a Su Padre y al prójimo.
Ya vimos que es vital estar claro acerca de quién es Jesús, porque nuestra valía está necesariamente ligada a la opinión de Jesús sobre nuestras vidas.Si estamos claros en esto, en lo que Dios dice de ti y de mí, que Él sabe que es verdad entonces y sólo entonces, vamos a amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos.
Al final, no se trata de abolengos, cargos, títulos, bienes materiales, nombramientos.Aunque son importantes no es lo más importante en el Reino de Dios.Lo más importante es el amor.El Amor por Dios y amor por el prójimo, y amarnos a nosotros mismos de la forma correcta que proviene de saber quiénes somos en Dios.
Dios nos llama a dejar de juzgarnos a nosotros mismos ya los demás.La autoagresión, el juzgarnos y descalificarnos tanto a nosotros mismos como a los demás, al final nos hace daño, nos hiere, nos lastima y no honra la redención de Dios en nuestro interior.
Dios nos llama a perdonarnos a nosotros mismos, porque en Su Hijo Jesucristo, Él ya nos perdonó.Ya está olvidado, nuestro pasado no existe más.Nunca más Dios se acordará de nuestros pecados.Por tanto, estamos capacitados en Cristo para perdonar a quienes nos lastiman.
Por otro lado, Dios sabe que somos débiles y estamos lastimados, heridos, distorsionados, quebrantados.Pero gracias a Jesucristo, Dios sabe que al mismo tiempo somos asombrosamente, maravillosos hijos de Dios.
Queridos, esta complejidad de nuestra vida es lo que Dios ama.Yo creo que el punto no está en cuanto me ama Dios, sino en la incapacidad que tenemos para amarnos a nosotros mismos de la forma correcta que Dios nos ama. Y hasta que no aprendamos a amarnos como Dios quiere, nuestra capacidad para amar al prójimo estará limitada y deformada.En otras palabras estará fragmentada.
Cuando nos amamos de la forma correcta, nos volvemos menos interesados en lo que los demás piensan sobre nosotros y más interesados en lo Dios dice que es verdad sobre nuestras vidas.
Al final, nuestra habilidad para amarnos a nosotros mismos tendrá un impacto directo sobre nuestra habilidad para amar a Dios ya nuestro prójimo.No hay nada más radical y profundo que esto.
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El mejor momento para volver al primer amor o revivir el fuego, la pasión, el amor por Dios es ahora mismo. Puede que estés pasando por alguna crisis de fe, o experimentados tiempos secos en tu relación con Dios. Las Escrituras aseguran que las crisis de fe son inevitables, pero no por esto deben verse como algo que nos de miedo o paralice, más bien hay que verlas como una enorme oportunidad en Dios, para redescubrir a Jesús.
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