Por Amor a SiónSample

Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Esta verdad derriba todo argumento que pretende presentar al Dios del Antiguo Testamento como uno firme, inflexible y duro mientras que el Dios del Nuevo Testamento es uno lleno de gracia y amor. Dios es inmutable, es el mismo de eternidad a eternidad y todas Sus cualidades y atributos operan en perfecta armonía.

La temática de la restauración de Israel se puede apreciar a lo largo de todas las Escrituras, y tiene como fundamento el carácter mismo de Dios. Deuteronomio 4 nos permite ver cómo, desde la fundación de la nación de Israel, Dios promete que, aun en su infidelidad, Él permanecerá fiel y los rescatará y restaurará de su rebelión; como un Padre determinado con su hijo desobediente, como un amado determinado con su esposa infiel, así el Señor esta determinado con Su pueblo, aquel que porta Su nombre.

En los profetas, vemos cómo el Espíritu Santo inspiró a los autores a proclamar el corazón de Dios por Su pueblo. Isaías, en el capítulo 62:4-5, habla a Israel y le dice:“Nunca más se te llamará abandonada ni desolada, sino que se te llamará mi deleite, prometida”. ¿Puedes escuchar el corazón de Dios en estos versículos?

Jeremías, en el capítulo 37, nos muestra las intenciones (y la determinación) de Dios en reunirlos nuevamente, en darles un nuevo corazón y de bendecirlos, hacerles el bien una y otra vez. Recordemos, esta es la promesa desde el principio en Génesis 12 “te bendeciré… y en ti serán benditas todas las familias de la tierra”.

Ezequiel, en el capítulo 36:22, nos deja ver otro aspecto de la restauración de Israel. Estos versos nos hablan de cómo Dios, por amor a Su nombre, rescatará a Israel aun en su rebelión. Por amor a Su nombre, cumplirá Sus propósitos. Nuevamente, vemos la conexión de Israel y las naciones, puesto que al hacer esto, Dios mismo dice en el versículo 23:“…Entonces las naciones sabrán que Yo soy el Señor, declara el Señor Dios, cuando demuestre Mi santidad entre ustedes a la vista de ellas”.

Tómate un momento y, en oración, pídele al Espíritu Santo que te revele el corazón de Dios por Israel y las naciones a través de la voz de los profetas.