Edén

¿Alguna vez has perdido algo?

Cuando era niña vivía en un lugar hermoso, cerca de mis primos. Me sentía siempre en familia; conocía a mis vecinos, podía jugar en la calle con mis hermanos y primos hasta muy noche y me sentía segura. Mi vida era muy feliz.

Pero, un día, mi papá decidió que nos mudaríamos a una colonia a las afueras de la ciudad, y eso implicó un cambio de escuela también. En ese nuevo lugar había delincuencia y me sentía insegura cada vez que salía a la calle. Nunca encajé con mis compañeros, me sentía fuera de lugar, literalmente.

Te cuento esto porque pienso que justo así, se sintió Adán y Eva una vez que fueron expulsados del Edén, que obviamente, era aun mejor que la colonia donde yo nací.

Pienso en el Edén como un hotel de mil estrellas, all inclusive.

• Tenían acceso directo y comunión con Dios.
• Se relacionaban y vivían en perfecta armonía.
• Llevaban Su imagen.
• Eran la corona de la creación de Dios.
• En lo espiritual, estaban completamente vivos, plenos y llenos.
• Y tenían acceso al árbol de la vida, comían de él, y eso les permitía vivir para siempre; no había muerte.

Pero, desobedecieron y fueron expulsados del Edén porque pecaron, y Dios, quien es Santo, no podía habitar junto al pecado. Sin embargo, nunca dejó de amarlos.

El Edén no es nada comparado a la vida que vivimos en este mundo. Piensa por un segundo, ¿qué pasaría si, actualmente, pudieras entrar de nuevo a ese Edén, en esa intimidad con Dios que es Todopoderoso y el Dueño de todo. Sabiendo que, además, creó todo para ti porque te ama y anhela?