Verdaderamente LibresSample
Libres de la religiosidad
La mayoría de las personas con las que nos encontramos en la calle o en cualquier ámbito, cuando les preguntamos de qué religión son, rápidamente nos contestan que de alguna. La religión termina siendo en muchos casos una tranquilidad de conciencia y un seguro frente a las adversidades. En otras ocasiones es un estatus social y puede elevarlos a un lugar de privilegio. Cuando vemos lo que se construye alrededor de una religión, nos encontramos con grandes estructuras de poder, pesadas y burocráticas. El diccionario de la Real Academia Española dice que religión es: Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto. Nada más lejano a lo que es una relación con Cristo cercana, llana, directa, con acceso permanente, etc. Es importante liberarnos de todo lo religioso para acercarnos a la libertad que nos da Cristo.
Quienes tienen un espíritu religioso ponen en primer lugar la norma y en segundo al ser humano, se engañan a sí mismos, les es más fácil cumplir con la norma que vivir genuinamente y amar al prójimo, dejan de pensar en Cristo y piensan en el ritualismo, viven con culpa y culpando, viven mirando el error del otro y no los propios, viven esclavos y, por ende, amargados. Ser libres de la religión es poner a Dios en primer lugar, estar llenos del Espíritu Santo, estar abiertos a la voz del Espíritu Santo, gozar y disfrutar de la comunión con Dios, ser bendecidos cada día por ser hijos de Dios, poder acercarnos libremente ante el trono de la gracia y desechar lo ritual por lo experimental (experiencia con Cristo diaria).
La verdadera religión está claramente descrita en Santiago 1:26. Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, vivir cada día en la voluntad de Dios, tomar dominio de nuestras emociones, servir a Dios, guardarnos de todo pecado, vivir cuidando nuestro caminar para poder agradar a Dios en todo, poner en práctica las enseñanzas de Jesús, vivir una vida de oración y lectura de la Palabra, y vivir atados a la institución sino libres en la relación con Dios. Debemos abandonar todo aquello que nos asedia y no permite disfrutar de una relación con Dios llena de amor, gracia y perdón. Alejarnos de lo ritual impuesto por el hombre y acercarnos al trono de su gracia para ser libres y vivir en plenitud absoluta, gozando la vida en Cristo y no padeciéndola.
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Uno de los grandes anhelos del hombre es la libertad. Hemos sido creados con la libertad de tomar decisiones, de diseñar nuestro futuro, pero esa libertad se quebró al quebrarse su relación con Dios. A partir de ese momento comenzó una vida de esclavitud. Sin embargo, Dios nos da el camino para poder recuperarla. En esta serie veremos la manera de recuperar la libertad en cada aspecto de nuestra vida.
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