¡Necesitamos Devolverle a Cristo La Navidad!Sample
¡Navidad también es gozo o alegría!
Sabias en que Dios está seriamente interesado en que nuestras vidas estén marcadas por la alegría o el gozo. La Biblia habla mucho sobre el gozo. De hecho, la palabra griega para alegría es chara, que es una emoción intensa y duradera, fruto de confiar en que Dios cumplirá sus promesas. Y la mayor promesa que Dios nos ha cumplido y que recordamos en Navidad, es la misma que le diera al Profeta Isaías setecientos veinte años antes de que Jesús naciera: “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros y se le darán estos nombres: Consejero Admirable, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). Y cantamos con alegría: ¡Aleluya! Porque Dios Eterno cumplió su promesa al enviar a Su Hijo Jesucristo para redimirnos, rescatarnos de nuestros pecados.
Es tanta la cantidad de Chara o alegría que Dios quiere que tengamos en nuestro corazón, que esta palabra aparece cincuenta y nueve veces en el Nuevo Testamento. Pero, lo más maravilloso es que también la Biblia habla de regocijo. Setenta y ocho veces en el Nuevo Testamento se habla de regocijo, satisfacción como fruto de poder experimentar a Dios en nuestro corazón y de poder ser una bendición para nuestro prójimo.
¿No te parece esto maravilloso? Chara o alegría, significa mucho más que simplemente felicidad o el disfrute de un momento divertido de la vida. La traducción literal significa "vivir en la conciencia de la gracia y el favor de Dios". En otras palabras, el gozo es la gracia reconocida y vivida en la experiencia de vivirnos amados, aceptados, perdonados y bendecidos por Jesucristo, nuestro Señor.
Entonces, que esta Navidad sea también un tiempo de celebrar al Espíritu Santo en nuestro corazón, la fuente del gozo más profundo.
¡Eso sí que es algo por lo que alegrarse!
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En TopCristianos.net nos tomamos un momento para recordar y celebrar el verdadero significado de la Navidad, el mayor milagro del que la humanidad jamás podrá olvidar. El nacimiento del infinito, eterno, omnisciente y todopoderoso Hijo de Dios como un bebé en un universo finito y caído. ¡El Verbo era Dios... y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros!
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