Cómo Superar La IraSample
Hablemos de la ira
¿Qué es la ira? Es un sentimiento fuerte o sutil de disgusto o molestia. Hay muchos sinónimos de ira: rabia, furia, indignación, cólera, enfado, enojo, exasperación, etc. Cuando sentimos ira, nuestro ritmo cardíaco puede aumentar, nuestro cuerpo puede sentirse tenso, podemos apretar los puños y nuestro pensamiento se vuelve irracional.
En mi vida, la ira se manifiesta sobre todo internamente a través de la irritabilidad o la amargura que surge hacia alguien que siento que me ha rechazado. Por ejemplo, aquella vez en el bachillerato que la chica de la que estaba enamorado, asistió conmigo al baile más importante del curso y luego desapareció durante el resto de la noche. Luego, la encontré bailando con uno de mis mejores amigos (noestoyamargado - al menos, ya no... ¡eso creo!).
¿Está mal la ira? No. La ira es una emoción. Dios nos creó con todo tipo de emociones: amor, alegría, paz, tristeza, diversión, asombro, miedo, asco, sorpresa, aburrimiento y muchas más. Somos seres complejos. Dios nos hizo así intencionadamente, con sabiduría y amor. Nos hizo a su imagen. Y la verdad es que Dios muestra muchas emociones diferentes en las Escrituras. Siente compasión (Salmos 103:13). Siente pena (Salmos 78:40). Siente gozo (Sofonías 3:17). Incluso siente ira (Números 32:13).
Nuestras emociones no pueden ser malas. No hay emociones positivas ni emociones negativas. Todas son buenas y son otorgadas por Dios. Pero lo que hacemos con ellas, importa. Dios es santo. Es justo incluso cuando se enfada (Salmos 7:11). Como Él, deberíamos sentirnos justamente enfadados por la injusticia que vemos. Deberíamos permitirnos sentir ira por la herida, la pena y el dolor que nosotros o nuestros seres queridos hayamos experimentado. Hay «un tiempo para cada cosa» (Eclesiastés 3:1) y un lugar adecuado para la ira.
Efesios 4:26 dice: «En tu ira, no peques». Como humanos, a menudo acabamos arremetiendo contra los demás o tenemos pensamientos negativos hacia ellos cuando estamos enfadados. Otras veces, retenemos el amor y no tratamos a las personas como se merecen. A veces, nos aferramos a nuestro enfado y nos amargamos. Cuando eso ocurre, no somos libres. Estamos cautivos de nuestra propia ira. La Buena Noticia es que podemos aprender a sentir y procesar nuestra ira sin pecar ni herir a los demás.
Dios, a veces ardo de ira. Siento que no puedo controlar mi temperamento. Pienso, digo y hago cosas hirientes. Por favor, ayúdame. Necesito saber cómo manejar mis emociones.
About this Plan
La ira puede consumirlo todo. Nos roba la alegría, puede destruir relaciones, contribuye a problemas de salud e incluso a la adicción. Pero es posible obtener la victoria sobre la ira. Este plan devocional de tres días te mostrará cómo. No tienes por qué seguir malhumorado ni perder los estribos. Con la ayuda de Dios, puedes aprender a vencer la ira.
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