Qué Dice La Biblia De Tu TrabajoSample
EL QUEBRANTO DEL TRABAJO
Encontrando redención en nuestra labor diaria
La historia de la humanidad y su relación con el trabajo toma un giro dramático en Génesis capítulo 3. El pecado entra en escena, distorsionando el diseño perfecto que Dios tenía para el hombre, la mujer, y su labor. Lo que fue instituido como una actividad gozosa y plena de propósito, se convierte en fuente de esfuerzo y frustración. Sin embargo, incluso en medio del quebranto, Dios siembra semillas de esperanza y redención.
La caída y el trabajo
La tentación y la posterior caída introducen la discordia en el corazón de la creación divina. El trabajo, originalmente destinado a ser una expresión de la imagen y semejanza de Dios en nosotros, se transforma en un campo de espinos y cardos. Este quebranto no solo afecta la relación del hombre con la tierra sino también su relación con Dios, consigo mismo, y con los demás.
La narrativa bíblica nos muestra cómo el trabajo pasa de ser una vocación a ser percibido como una maldición. El "sudor de tu frente" se convierte en sinónimo de la lucha diaria por la supervivencia, una constante recordación de la separación entre la creación y su Creador debido al pecado.
Notas de esperanza en medio del quebranto
A pesar de la desolación que trae el pecado, el amor redentor de Dios se hace presente de inmediato. La promesa de enemistad entre la serpiente y la descendencia de la mujer (Génesis 3:15) anticipa el triunfo final de Jesucristo sobre el pecado y la muerte. Este "protoevangelio" o primer anuncio del evangelio, nos asegura que la labor y el dolor que ahora enfrentamos no tienen la última palabra.
Aplicación práctica: Trabajar con esperanza
Reconocer la Realidad del Quebranto: El primer paso para encontrar redención en nuestro trabajo es reconocer cómo el pecado ha afectado nuestra relación con él. Esto nos lleva a entender nuestra necesidad de la gracia de Dios en cada aspecto de nuestras vidas, incluyendo nuestro trabajo diario.
Buscar la redención en Cristo: Jesús es nuestra esperanza y redención, no solo en un sentido espiritual sino también en cómo enfrentamos el trabajo cotidiano. Trabajar "como para el Señor" (Colosenses 3:23) es una invitación a experimentar nuestro trabajo como una forma de adoración, sabiendo que en Cristo, incluso las actividades más mundanas pueden ser redimidas.
Vivir en la tensión esperanzada: Mientras esperamos la plena restauración de todas las cosas, vivimos en la tensión de "ya pero todavía no". Trabajamos en un mundo quebrantado, pero lo hacemos con la esperanza de que un día, en la nueva creación, el trabajo volverá a ser una pura expresión de nuestra imagen divina, sin dolor ni frustración.
En conclusión, el quebranto del trabajo nos recuerda nuestra profunda necesidad de Dios y la esperanza que tenemos en Jesucristo. A través de Él, incluso nuestro trabajo más trivial se infunde de eternidad, sirviendo como un medio por el cual "los cielos cuentan la gloria de Dios" (Salmo 19:1). Mientras esperamos ese día, trabajemos con diligencia, amor, y esperanza, sabiendo que en Cristo, todo trabajo tiene un propósito y un valor eterno.
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¿Has pensado en la importancia de tu trabajo para el reino de Dios? ¿Has considerado cómo se conecta tu fe con el trabajo que realizas? ¿Qué quiere Dios que hagas con tu trabajo? Marcelo Robles nos invita a explorar el trabajo como una vocación, pues tiene un sentido de propósito que viene de Dios.
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