Creer Y Descansar, Para Poder MadurarSample
En Juan 8: 31-32: “Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo: —Si se mantienen fieles a mis palabras, serán realmente mis discípulos; 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”.
La palabra de Dios les habla a los verdaderos hijos de la importancia y necesidad de reconocer Su verdad; cuando nosotros conocemos la verdad de Cristo, la verdad nos hace libres; libres de la muerte, del pecado, de la oscuridad y de la atadura que trae ese pecado en nuestra vida, esa es la libertad de la que habla Cristo.
Entonces, debemos entender que la libertad es Cristo y las palabras de Cristo son el Evangelio, o sea que Cristo y su palabra traen libertad; me libera de mi auto justicia, me libera de mis vanos esfuerzos de controlarlo todo, de mi capacidad limitada, y me enseña que debo descansar en Él. Esa es la verdadera libertad, no ser independiente, sino dependiente de Él. Libre para creer en Él. Libre para poner en sus manos mi vida, esa es la libertad verdadera.
Los judíos le debatieron a Jesús por cuanto ellos estaban seguros en sus tradiciones; a tal grado, que ellos no solo afirmaban ser descendientes de Abraham, sino que, además, aseguraban que nunca habían sido esclavos de nadie. Por lo tanto, no veían la necesidad de ser liberados.
Pero Jesús les aseguró, (v. 34-35):- “Todo el que peca es esclavo del pecado”. También les dijo:“Ahora bien, el esclavo no se queda para siempre en la familia; pero el hijo sí se queda en ella para siempre”.Lo que Jesús buscaba, era que ellos entendieran, al igual que nosotros, que el pecado nos hace esclavos y, ¿Qué pasa con el esclavo? Pues, que el esclavo no es dueño, no es heredero, no tiene parte con el dueño de la casa. En cualquier momento puede ser vendido, y se va; pierde todo, porque el amo le puede decir, ya no te necesito más…Vete.
Más el hijo es diferente porque permanece para siempre. Eso es lo que Jesús les estaba diciendo a los judíos y de paso a nosotros; nos está mostrando que la libertad que Él nos da, nos libera de la condición de esclavos y nos lleva a una nueva condición, la condición de hijos. Y la nueva realidad que tienes tú, como hijo de Dios, te hace permanecer en la casa de Dios ¡Para siempre!
Al nosotros unirnos a Él como coherederos, y hacernos partícipes de la familia, permanecemos juntamente con Él en la casa; luego, al permanecer en la casa para siempre, podemos recibir su herencia indestructible. De todo lo que Él ha destinado para nosotros, ya nadie puede decirnos, “No te lo mereces, te portaste mal, fuera de mi casa, la embarraste, ya no te doy nada”. Nadie te puede decir esto, ¿y sabes por qué? porque sigues siendo hijo, y tu condición de hijo no falla, no cambia, no se altera, eres hijo para siempre.
…”Y ustedes son descendientes de Abraham, les dijo Jesús, y sin embargo, me quieren matar porque mi palabra, no la aceptan”. Y ellos le contestaron: - “Abraham es nuestro padre”-, y Jesús les dijo:
”¿Oh sí? Si son hijos de Abraham, hagan entonces las obras de Abraham, pero me quieren matar porque yo les he dicho la verdad, y eso no lo hizo Abraham (Es decir, intentar matar a Dios). Ustedes no hacen las obras de Abraham, están haciendo las obras de su padre… Más adelante, les dice, de Su padre, el diablo.
Bueno, en este punto tal vez te preguntes, bueno Memo, y ¿cuáles son las obras de Abraham? Pues, la obra de Abraham fue una sola, creer. La fe, esa fue la única obra de Abraham. Ustedes hagan las obras de Abraham…Les decía Jesús.
En otras palabras, Jesús les estaba diciendo que, la única obra de Abraham que ustedes deberían realizar es la de creer, es decir, creer en mí, creer en quien les está hablando, creer en Aquel que es la verdad, el camino, la vida, en Aquel que los puede hacer verdaderamente libres, esa es la obra que ustedes tienen que hacer.
Jesús siguió hablándoles, y les dijo: Ustedes son de su padre el diablo y quieren hacer los deseos de su padre, asesino desde el principio, no se ha mantenido en la verdad, cuando habla, habla mentira, pero yo, yo les digo la verdad. Más adelante continúa diciéndoles: “Yo no busco mi propia gloria; pero hay uno que la busca y él es el juez.Les aseguro que el que cumple mi palabra nunca morirá”.
Oye esto, si guardamos la palabra de Jesús, jamás veremos la muerte; Jesús no solo nos trae libertad, y filiación, sino que trae vida eterna. Si revisas el relato de la muerte de Lázaro, te darás cuenta de que el mismo Jesús dijo que Lázaro simplemente dormía. Nosotros debemos entender que la muerte del cristiano es simplemente un paso, “dormimos en el Señor”, porque simplemente cerramos nuestros ojos y los abrimos para estar con el Señor en su presencia; nuestro papel ahora es creer esa verdad, si crees en Cristo no verás la muerte (la muerte espiritual).
Ahora, puedes decir: Gracias, porque no soy más un esclavo, ahora soy libre. Ahora estoy en la casa de mi Padre, junto con Cristo, como hijo para siempre, pues tengo vida eterna.
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Cada palabra, promesa y detalle del Señor nos enfrenta a la decisión de creer o no. Creemos en Su capacidad, en que es el Todopoderoso y que tiene buenas intenciones para nosotros. Al acercarnos a Él, nos acercamos a un Dios Amoroso. La fe en las Buenas Nuevas nos conduce al reposo divino, permitiéndonos recibir Su gracia y amor.
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