Cuidando a las familiasSample

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1 de Pedro 5:8).

La Biblia nos dice claramente que, en los últimos días, la Iglesia de Jesucristo enfrentará la ira de un diablo rabioso. “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Ap. 12:12).

¿Hacia dónde dirige el diablo su ira? Él está apuntando a familias tanto salvas como inconversas, por todo el mundo. Él está rugiendo como un león voraz y echándose sobre los hogares para destruirlos. Él está decidido a destruir matrimonios, distanciar a los hijos, poniendo a familiares uno contra otro. Y su meta es sencilla: él quiere traer ruina y destrucción a cada hogar que pueda. Jesús hizo referencia a esta obra demoníaca cuando describió a Satanás, diciendo: “Él ha sido homicida desde el principio…” (Juan 8:44).

Desde el principio, vemos el plan destructivo del diablo contra la primera familia. Fue el diablo quien entró en Caín y lo convenció para que matase a su hermano, Abel. Y este homicida aún está obrando por todas partes; alrededor del mundo lo vemos atacando y destruyendo a las familias. ¿Cuántos niños, niñas y adolescentes están siendo engañados para inducirlos a la explotación sexual? ¿Cuántas matanzas de niños ha habido en colegios públicos por causa de desadaptados sociales?

¿Quién sino Satanás puede estar detrás de la trata de personas, la drogadicción en nuestros jóvenes y la violencia doméstica? ¿Quién sino Satanás, seduce a una madre o aun padre para vender su pequeño niño en el oscuro mercado de órganos a nivel global?

Nuestra triste realidad en muchos países de Latinoamérica es que muchos de los niños puestos en hogares para posible adopción pronto terminan en peores condiciones; algunos de ellos terminan huyendo y viviendo en las calles. Pero, lo más devastador, es que, en medio de toda esta destrucción, Satanás no ha pasado por alto los hogares cristianos. Muchas familias de creyentes han sido sacudidas por el caos, la tristeza y el dolor, a través del divorcio, hijos rebeldes, adicciones de todas clases...

Pero, la pregunta y la preocupación de muchos de nosotros es: ¿Y cómo proteger a mi familia de las acechanzas del maligno? Y la respuesta sigue siendo la misma desde siempre: solo Jesús. Él sigue siendo el Buen Pastor que cuida Sus ovejas, el León de la tribu de Judá, la torre fuerte en medio de la tempestad, nuestro abogado defensor y el Gran Redentor. Pero, frente a todos nuestros desafíos, tenemos que reconocer al adversario, el problema y enfrentarlo o, en otras palabras, en cualquier hogar en problemas; alguien tiene que echar mano de Jesús.

La pregunta es:

¿Qué tal tú? ¿Tienes presente a Jesús a la hora de cuidar tu familia? ¿O sigues apoyándote en tu propia opinión?

En este tiempo de incertidumbre, recordemos que la fe en Jesucristo es nuestra mejor defensa contra las acechanzas del enemigo. Por tanto, mantengámonos firmes en la verdad y la oración, confiando en el poder redentor de aquel que venció al mundo.

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