Siempre Hay Una SalidaSample

Indecisiones

Hay momentos en la vida en los que parece como si estuviéramos parados en una encrucijada, y tenemos que decidir qué camino vamos a seguir. Es decir, estamos en un punto en el que las alternativas son varias y se nos hace difícil saber cuál de ellas será la mejor decisión.

Cuando las opciones ante nosotros son sobre asuntos livianos y rutinarios de la vida, no tenemos que pensar mucho para escoger porque usaremos nuestros gustos, nuestra capacidad económica, la información que obtengamos o hasta el ánimo en el que estemos.

No obstante, hay decisiones de gran envergadura en las que la opción que elijamos tendrá grandes repercusiones para nuestras vidas y, muy probablemente, para los que están más cerca de nosotros. Es interesante, que cuando estas decisiones son tomadas por otras personas, nuestra inclinación a juzgar a los demás nos hace expertos en la materia y calificamos esas decisiones de malas o buenas, como cuando decimos si un café está frío o caliente, así mismos amados, con esa facilidad.

El asunto es que, para los que amamos a Dios todo obra para bien. Es cierto que quisiéramos saber de antemano si el camino que vamos a seguir, en medio de la encrucijada en la que nos encontramos, es el mejor. Pero no es así, lo mejor que podemos hacer es orar por el asunto en cuestión, analizar los pros y los contras, y tomar el camino que entendamos es el más correcto.

¿Qué pasa si fallamos, qué pasa si el tiempo nos enseña que no fue la mejor decisión? ¿Qué nos aconseja el Señor? “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.” Prov. 3:5

¡Qué bueno es nuestro Señor! Dios sabe que nosotros no vemos el futuro, Él sabe que, en ocasiones, nuestras decisiones son incorrectas. Él no se separa de nosotros, Él continúa a nuestro lado y con su paciencia nos va ayudando a resolver nuestros asuntos bajo la guianza del Espíritu. Él siempre nos da la salida.

Las encrucijadas no tienen una luz verde y las demás rojas, casi siempre pareciera que todas tienen la luz verde, por eso es tan difícil decidir. Debido a esto, los reyes tenían a su lado consejeros que les ayudaban a tomar decisiones. Nosotros tenemos al Consejero por excelencia, a Cristo Jesús nuestro Señor. Confiemos en su sabiduría, en su amor y en su continuo cuidado de nosotros, “Él enderezará nuestras veredas.”